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La Policía marroquí detiene a Zafzari, líder de las protestas bereberes en el Rif

La Policía marroquí detuvo ayer a Nasser Zafzafi, líder de las protestas de los últimos meses en demanda de mejoras sociales para el Rif, que permanecía huido desde el viernes pasado.


El líder de las protestas populares que convulsionan el Rif desde hace seis meses, Nasser Zafzafi, fue detenido ayer. Zafzafi estaba huido desde el viernes, cuando se perdió su rastro tras interrumpir la plegaria en la mezquita Mohamed V y evitar su arresto a la salida. Activistas cercanos a Zafzafi dijeron que fue detenido en la aldea pesquera de Turugut, unos 20 kilómetros al este de Alhucemas.

Tras su detención en compañía de otras personas, Zafzafi fue trasladado a Casablanca, confirmó el fiscal del rey en Alhucemas. Sobre él pesan cargos tan graves como «atentar contra la seguridad interna del Estado y otros actos que constituyen crímenes», además de los relativos a la interrupción del culto y «causar agitación».

Cuando el predicador acusó al movimiento rifeño de propiciar la «fitna» o cisma entre los creyentes (uno de los delitos más graves en el islam) e instó a los fieles a movilizarse contra las protestas, Zafzafi le cortó y responsabilizó al Estado de ser el que incita a la «fitna» con su marginación del Rif, y acusó al «majzen» (sistema) de instrumentalizar la religión.

Su huida provocó enfrentamientos con la Policía, que acabaron con 70 detenidos. Muchos no habían participado en los disturbios pero son líderes del Hirak (Movimiento Popular), que ha liderado las protestas en el Rif los últimos seis meses y a los que se acusa de reci- bir fondos del extranjero y atentar contra símbolos del Estado.

También se halla en paradero desconocido el «número dos» del Hirak, Nabil Ahamyik, quien ha seguido llamando a las protestas pacíficas, aunque el Estado «continúa violando los derechos humanos».

Zafzafi, desempleado de 39 años, se ha convertido en el líder de las protestas populares desde la muerte, el 28 de octubre de 2016, del vendedor de pescado Mohcin Fikri, aplastado por un camión de recogida de la basura después de que la Policía confiscara su mercancía. El incidente suscitó gran indignación.

En estos meses, la protesta, orquestada por pequeños grupos de activistas locales que seguían a Zafzafi, tomó un cariz más social y político, exigiendo el desarrollo del marginado Rif. En sus arengas en redes sociales, Zafzafi multiplicó los ataques contra el poder, denunciando la dictadura, la corrupción y la represión del «Estado policial».