El cine español apuesta por el cambio de piel

Una de las propuestas más desconcertantes que nos ofreció la última selección de películas de la ya de por sí desconcertante sección Panorama de la Berlinale, fue “Pieles”, cinta producida por uno de los grandes veteranos del cine español... y concebida por uno de sus nuevos valores. Los medios los pone Álex de la Iglesia; las ideas Eduardo Casanova, auténtico enfant terrible que ya causó sensación con sus cortometrajes.

Pues bien, su primer largo, de apenas hora y cuarto de duración, es algo así como una criatura concebida por un Dr. Frankenstein en pleno ataque de inspiración. Una parte de “La misma piel” por aquí, otra más allá de “La hora del baño” y, cómo no, unas cuantas de “Eat My Shit”. Los que hayan tenido el placer de degustar antes alguno de estos entrantes, ya sabrán a lo que atenerse, los que no, mejor que se tomen la molestia apriorística de estudiar bien el tráiler. Este, para variar, no engaña. Ante nosotros, una de las apuestas más radicales del cine español en mucho tiempo. Un cuerpo deforme de referencias que nos llevan desde la inmundicia de John Waters a la magia negra de Carlos Vermut. Un pegamento indisoluble que une, como ningún otro, la atracción con la repulsión.