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JO PUNTUA

Es la democracia, estúpido


Cuarenta años se han cumplido de la, dicen, democracia a la sui generis manera española. Yo ya tenía edad de votar. No lo hice. Y nunca lo he vuelto a hacer, salvo imponderables puntuales.

Lo que cambió realmente en la llamada «Transición» fue básicamente la «oposición», esto es, la denominada «oposición» dejó de ser tal oposición y pasó a formar parte del aparato del Estado (fascista): este es el busilis de la Transición, arte prestímano de birlibirloque, el quid. Hombre –se me dirá–, algo cambiaría, so burro, aunque sólo sea por el paso del tiempo. Sí, contesto y repito: la oposición domesticada y vendida que mamposteó la desvencijada fachada del régimen del 39 (que no, como es moda decir ahora, del «Régimen del 78», de aquellos barros estos lodos, señores, así pasen cien años y la casa sin barrer, léase los problemas irresueltos que arrastra el Estado español como, por ejemplo, lo que llaman «nacionalidades» en un Estado multinacional que se resisten a reconocer y llamarlo por su nombre siquiera, lo que le caracteriza como Estado fascista, pues la «cuestión nacional» es un problema democrático que se resuelve democráticamente en una democracia que no es, precisamente, la española) vistiéndolo con nuevas galas aceptando, con su colaboracionismo, la monarquía, el himno, la bandera y la no depuración de los cuerpos represivos y judiciales, al contrario, cambian los nombres, pero no las funciones y así, por ejemplo, es manido ya, al TOP le crisman Audiencia Nacional y a los «grises», tan entrañables, les mudan el color del uniforme, pero no la cara de vergüenza. Y a eso, míster, le llaman «democracia». Y ello dando cabida, para ampliar la base social, a reformistas, nacionalistas, psoecialistas y carrillistas para apuntalar la pútrida calavera plúmbea.

No es una cuestión de nombres ni colores, sino de saber quién manda, dirá a Alicia Humpty-Dumpty.

Y el maestro Bergamín dejará escrito: «después de Franco las ataduras: atado y bien atado».

(A Crespo Galende e Iñaki Bilbao, «Txikito»)