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Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria


Mirar a nuestro pasado exige un esfuerzo de responsabilidad enorme en cuanto que no existe peor daño que se puede hacer a la memoria que interpretar el pasado en base a los intereses actuales. La memoria aunque sea histórica debe tratarse con principios científicos avalados y, por ello, el libro que presenta el Ayuntamiento de Azpeitia sobre el Eusko Gudarostea ha sido elaborado por la sociedad de ciencias Aranzadi.

Ciertamente nos gustaría contar otra historia pero nos tenemos que circunscribir a la historia de nuestro pueblo. Nos gustaría solo mirar al futuro pero es imposible construir una sociedad del futuro sobre el silencio y olvido de nadie; la concordia es solo posible sobre el respeto y el reconocimiento de lo sucedido, jamás sobre la mentira.

Entre todos debemos hilvanar el relato histórico sin olvidar ningún nombre ni a nadie en una cuneta. Por ello, nuestra memoria debe ser integral. El año pasado homenajeamos a 5 republicanos españoles, presos políticos que fallecieron en la cárcel de Azpeitia a cientos de kilómetros de sus familias, y así debemos proseguir sin descanso en arrancar del olvido a toda persona independientemente de sus circunstancias. Porque la memoria para el Ayuntamiento de Azpeitia para ser justa debe reconocer a de todos aquellos que han sufrido vulneraciones de derechos humanos, independientemente de su origen, desde el fatídico verano de 1936 hasta las vulneraciones actuales. Aunque, ciertamente, esta memoria debió recogerse con anterioridad, celebrar el 80 aniversario sin haber pasado por el 40 aniversario significa que llegamos 40 años tarde y que, durante estos años, se ha extendido el manto del silencio conscientemente.

Las fuerzas nacionalistas, con la excepción de ANV, dudaron en un primer momento en enfrentarse ante la sublevación militar española. Sin embargo, en agosto de 1936, todas las fuerzas nacionalistas se unieron al Frente Popular para hacer frente al fascismo. Se unieron al combate junto a republicanos, socialistas y sindicalistas que se organizaron en otros lugares de nuestro país. El abertzalismo decidió enfrentarse al fascismo sobre la base de cuatro principios: libertad, democracia, aberria y justicia social que fueron consensuados y pactados, proyectando la lucha por la libertad de un pueblo desde una mirada progresista. Lucharon por la libertad de la patria perdida, pero una patria justa y democrática contra el fascismo. De este modo, la unión de las diferentes familias abertzales (foralistas, independentistas, izquierdistas, sindicalistas…) mostraron al mundo la superación del nacionalismo cultural de raíces etnicista.

Ese verano de 1936 alrededor de 2.000 jóvenes llegaron a Azpeitia. Sin preparación militar, baserritarras, obreros, estudiantes… fueron instruidos brevemente por una persona de gran relevancia para la historia de nuestro país, Cándido Saseta. Fueron ayudados por decenas de mujeres, y juntos se enfrentaron a los enemigos de la democracia con consecuencias dramáticas.

El Eusko Gudarostea fue una milicia que en inferioridad numérica y sin apenas medios detuvieron a los golpistas durante más de un mes, facilitando la aprobación del Estatuto y la formación del histórico primer Gobierno Vasco. Ahora conocemos con nombres y apellidos quienes fueron esos hombres y mujeres, su origen, sus razones y las consecuencias que padecieron para rememorarlas y reconocer su sacrificio. Su historia ha sido recogida y contada para que no se olvide jamás.

Es hora de romper el silencio y de recordar, para aprender y proyectar un futuro en convivencia sobre cimientos sólidos y sin olvidar a nadie. La memoria histórica no es un instrumento de crispación o malestar sino que debe servir para cerrar las heridas que todavía siguen abiertas, es un tratamiento basado en la verdad. En memoria de los que fueron silenciados, nos vemos en Loiola (Azpeitia) el sábado a las 12:00 horas, no les olvidemos jamás.