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DE REOJO

Rutina


El Jefe de la banda está muy ocupado viendo las retransmisiones del Tour. Una de sus aficiones políticas más conocidas. Es una rutina estival como el gazpacho y el tinto de verano. Una rutina. Considero un deporte glosado en los medios de manera obsesiva, una magnífica manera de echar una siesta, pero llevo décadas que no siento otra cosa que tedio, no me identifico con ningún corredor, se conoce tanto dopaje, tantos chanchullos, tantas visiones apocalípticas de las prácticas de sus protagonistas que me he desconectado. Ni porra, ni quedar en la taberna para ver los finales de etapa y no soy capaz de repetir el nombre de más de unas dos docenas de esforzados de la ruta. No me gusta nada esta serpiente multicolor. Por no reconocer, no reconozco ni el nombre de los equipos y sus patrocinadores.

Pero sigue en poder de TVE su retransmisión en abierto, aunque hay otras ofertas en las plataformas para ver cada día desde la salida hasta la llegada todas las etapas, más los comentaristas y sus tertulias. Debe existir objetivamente una masa crítica de seguidores como para ofrecer estas opciones integrales. No cejan de emplear lenguaje grandilocuente, nos muestran lo magnificente, las rutas repletas de seguidores, especialmente cuando se conectan en los últimos kilómetros, se intenta crear un ambiente competitivo, colocar a corredores con posibilidades para entretenernos.

Prefiero, de calle, las motos. Lo siento. Son carreras de cuarenta y cinco minutos, una hora como máximo, hay emoción, puedes opinar con tus compinches en la tasca o en casa, técnicamente crecen estas retransmisiones de manera clara y los comentaristas son especialistas, hablan con propiedad. Todo ello hace que si pudiera oler la combustión de esos preparados de gasolina sería total, un paraíso. Aquí no hay rutina.