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Iniciativa por los derechos de los presos políticos

La delegación vasca lleva la agenda de la resolución al núcleo de París

El camino de la resolución que se puso en marcha hace seis años en el Palacio de Aiete dio un nuevo paso, esta vez en el parisino palacio de Bourbon, donde sesiona la Asamblea Nacional francesa. El objetivo, trasladar a la nueva mayoría política que gobierna el Estado la demanda de la sociedad vasca para que se implique en el proceso de resolución.


Una delegación vasca integrada por dos decenas de representantes institucionales y representantes de la sociedad civil se desplazó ayer a París donde mantuvo una intensa jornada de contactos destinados a impulsar la agenda de la resolución. Tal como destacaron en rueda de prensa el objetivo era llevar la demanda en favor de la supresión de las medidas de excepción que pesan sobre el colectivo de presos políticos al «núcleo mismo del poder».

Efectivamente, si no todos, si buena parte de los contactos de la delegación tuvieron como punto de mira al Palacio Bourbon, sede del legislativo francés. En las cercanías de esa sede, en un conocido café, se dieron cita los miembros de la delegación, pasadas las 10.00 para abordar los preparativos de la intensa jornada. En ese mismo lugar, la delegación, encabezada por el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-Rene Etchegaray, comparecía ante una amplia representación de medios de comunicación para dar cuenta de los motivos de la visita de tan nutrida representación institucional hasta la capital.

En esa comparecencia, la presidenta de Bake Bidea, Anaiz Funosas, explicó a los periodistas los pormenores del viaje, presentando a los miembros de la delegación, «porque aunque la enumeración sea larga –dijo– creo que es una lista que merece ser resaltada». Efectivamente, dentro de esa delegación figuran parlamentarios y senadores, consejeros regionales, representantes de todas las formaciones políticas, y actores sociales como Bagoaz, Etxerat o la Comisión de Derechos Humanos de Ipar Eukal Herria.

En tanto que presidente de la Mancomunidad Vasca, Etchegaray glosó parte del camino andado desde la Declaración de Aiete, para remarcar que en esos seis años, «pese a los momentos de dificultad, por la actitud de apatía de los estados» la mayoría social y política de Ipar Euskal Herria «ha logrado mantenerse en ese espíritu de trabajo en común que ha hecho posible cosas que no lo parecían».

Tras destacar que «pese al bloqueo de los estados, ETA cumplió los compromisos fijados en Aiete», el también alcalde de Baiona remarcaba que dos hitos –los marcados el 16 de diciembre de 2016 en Luhuso y el pasado 8 de abril en Baiona– han creado «condiciones nuevas que deben ser aprovechadas por las autoridades que ahora gobiernan en Francia para tomar de una vez por todas la iniciativa de actar lo que una mayoría de la sociedad vasca desea».

Etchegaray dijo hablar en nombre de la Mancomunidad Vasca a la hora de remarcar que «actar lo que pasó en Baiona el 8 de abril, actar el desarme, pasa por abordar la cuestión de los prisioneros y de las víctimas». Para añadir que «el mensaje que hemos trasladado a las personas con las que hemos hablado hoy es que en nuestro país, en el País Vasco, existe una fuerte voluntad de alcanzar una paz justa y duradera».

Los jóvenes de Hiriburu

El primer edil baionarra quiso remarcar su declaración trasladando ante los medios que «hoy nosotros estamos aquí para dar cuenta de esa aspiración, pero en Hiriburu, cuyo alcalde, Alain Iriart, está a mi lado, hay unos jóvenes que ayunan por los presos, en una acción que forma parte de esa misma voluntad de ganar un futuro de justicia y paz para nuestro país».

El presidente de honor de la Liga de Derechos Humanos francesa, Michel Tubiana, tomó la palabra después para remarcar que «todo proceso, y este no es una excepción, es largo y difícil», tras lo que remarcó que, sin embargo, los pasos emanados de la sociedad civil vasca, y que permitieron el «cambio de escenario» que implica el 8 de abril, le hacen albergar esperanzas de que «otras cosas que también hoy nos puedan parecer difíciles o imposibles, dejen de serlo». Remarcó que el conflicto vasco ha dejado víctimas, pero también presos o torturados, e incidió en que es preciso avanzar en la resolución que haga posible «un relato, necesariamente contradictorio, pero que permita dar satisfacción a las distintas partes y avanzar en la reconciliación y la convivencia».

El reconocido defensor de los derechos humanos llegó a afirmar incluso que «no se puede abocar a las víctimas a la mera judicialización, porque ese camino tiene límites, ligados a la prescripción, que pueden generar nuevas insatisfacciones, es más positivo buscar un reconocimiento integral, de historia, para tratar de restañar olvidos y heridas».