Que digan

Dicen los primeros resultados forenses que Miguel Blesa se suicidó. Maticemos, dicen que las heridas son compatibles con un suicidio, que es algo diferente. Que digan lo que quieran. El trato dado en TVE al caso mantiene el estado lógico de sospecha.  El cafre portavoz de la banda, Rafael Hernando, dijo unas horas antes que se había anulado en los tribunales el caso de Rita Barberá. Se le tuvo que recordar que por fallecimiento. Y no fue por estrés y presión, sino por cirrosis. Pasará lo mismo con  Blesa, que ha muerto sin sentencia firme, por lo que será un héroe pepero. Sus herederos andan de consultas con tesoreros, abogados contables y corredores de apuestas por ver si aceptan o no la herencia. Las causas penales se absolvieron en la finca Puerta de Toro, pero las civiles, las posibles indemnizaciones por su latrocinio continuado, no. Y ahí tiene miedo. Dicen que la presencia de unos embozados miembros de la benemérita en el Parlament de Catalunya y en la Generalitat era para buscar documentación sobre el tres por ciento de mordida de CDC. Que digan lo que quieran. Es una imagen coercitiva, un aviso para navegantes, una escalada de la tensión planificada para ir ocultando la próxima presencia de Mariano Rajoy como testigo en un juicio de la Gürtel en su calidad de presidente de un partido político acusado de corrupción. Harán todo lo posible para desviar la atención. Con prisión incondicional de Ángel María Villar y su hijo,  si es preciso harán a Cristiano Ronaldo presidente de la Federación de Fútbol. Digan lo que digan, el ambiente político es irrespirable. Se ha demostrado en el congreso español que Fernández Díaz propició una policía política para preparar pruebas falsas contra sus contrincantes. El ejército celebra el alzamiento franquista. Y no pasa nada.