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ATLETISMO

El sirio Ghazal quiere saltar en la finalísima de altura


La jornada de hoy guarda cuatro finales, entre las que destaca la del doble hectómetro femenino, con la neerlandesa Dafne Schippers como principal favorita, y más con las ausencias de la campeona de los 100 metros Tori Bowie y la jamaicana Elaine Thompson Las finales femeninas de salto de longitud y 3.000 metros obstáculos y la masculina de lanzamiento de martillo completarán la jornada.

Pero por la mañana también tendrá lugar la eliminatoria masculina de salto de altura, un concurso en el que destaca la ausencia por lesión del canadiense Derek Drouin, campeón mundial en Beijing 2015 y olímpico en Río, y la presencia del qatarí Mutaz Essa Barshim, autor de la mejor marca mundial del año, con 2,38 metros, y el sirio Majd Eddin Ghazal, único representante de un país sumido en la guerra desde 2011 y que hasta la fecha ha dejado más de 330.000 fallecidos.

Un «experto en embajadas»

A sus 30 años, Ghazal, séptimo en las finales de salto de altura en Río 2016, no aspira a ganar, «sino a disputar la final», algo meritorio cuando ya la vida diaria, por no hablar de la preparación deportiva al más alto nivel, está llena de dificultades.

«Si no hubiera habido una guerra en Siria, todo habría sido diferente ahora, desde el visado hasta los temas financieros, pasando por los temas generales a resolver para los atletas, como apoyo técnico y tratamientos», explicaba Ghazal a la AFP.

Ghazal, en su condición de atleta de élite, añade las complicaciones que ha tenido que sortear para viajar por el mundo para competir. «Tengo grandes problemas con las embajadas, que tienen miedo de que sea un inmigrante. De hecho, soy un experto en embajadas. Sé dónde están, sus direcciones, cuándo abren, cuándo cierran, qué documentos necesitas para los visados... Soy un experto administrativo en este tema», afirmaba con ironía.

Más aún, a Ghazal se le negó un visado marroquí para la reunión de la Diamond League en Rabat, pero al menos logró poder viajar por Europa gracias a un visado de seis meses en la zona Schengen que obtuvo a través de la embajada española.

Junto a él ha volado a Londres su entrenador, Imad Sarraj. A nadie más; ni fisioterapeutas, ni masajistas, ni médicos... «Lo echo en falta, especialmente en un Mundial donde la fatiga es mayor y te tienes que recuperar rápidamente», afirmaba, y más cuando unas molestias en un pie han puesto en duda su concurso de hoy hasta casi el último momento.

Llega a Londres con un salto de 2,32 metros, no muy lejos de su tope con 2,36. Al menos puede soñar con la final.