¿Y ahora qué?

La pregunta ha encabezado la inmensa mayoría de programas televisivos y radiofónicos del lunes 2-O. La revisión de las imágenes producidas por la salvaje actuación de los machotes del Piolín no hace otra cosa que aumentar la sensación de ocupación, la actitud fascistoide de algunos o muchos de esos uniformados no provocan otra cosa que la certificación  de que pertenecen a otro concepto de la seguridad más cercano a cuando la democracia era orgánica. Vistas en blanco y negro se convierten en un documento. Las de la Puerta del Sol de Madrid, donde miles de ciudadanos se solidarizaban con el pueblo catalán,y fueron apaleados, detenidos, heridos con ganas, significa que la cosa empieza a tomar otra dimensión.

La pregunta es pertinente, ¿y ahora qué? Hoy está programada una huelga general en toda Catalunya. Ayer lunes se vieron movilizaciones estudiantiles masivas, concentraciones en todo el territorio. Si los políticos de tercera, como son todos los portavoces de Ciudadanos de Albert todo por España, están empujando a la banda de Rajoy a que aplique ya el famoso artículo 155 que significa anular la autonomía, inhabilitar al Govern, poner un Gobernador que puede ser militar del PP y después, aunque parece que es ilegal, convocar elecciones. Este artículo de la constitución, si les pasa por los cordones de sus zapatos, lo pueden aplicar a cualquier autonomía.

Las portadas de toda la prensa internacional, la declaración de la ONU, la recomendación de la UE, todo lleva a que a día de hoy, a Rajoy le ha salido mal la jugada. A no ser que se vaya a elecciones en España, con lo que se verá si esta imposición guerrera españolista le renta electoralmente o no. El problema es que si convoca elecciones y el Parlament hace la DUI (Declaración Unilateral de Independencia), la cosa se pone peliaguda.