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Fútbol internacional

Lo que una el fútbol, no lo separe...

Arrancó la liga siria con trece equipos y nuevas ciudades donde jugar, mientras en el Calcio todos serán esta jornada Anna Frank.


«La liga de fútbol en Siria está hecha de cadáveres». Descarnadamente, sin anestesia, lo verbalizaba un exiliado sirio mientras asistía días atrás, frente al televisor en Beirut, a los éxitos de la selección de su país, que se quedó en puertas de obrar el milagro de estar en el Mundial de Rusia. Ayad Quiader, futbolista damasquino, tenía 23 años cuando fue detenido por fuerzas del régimen sirio en una de las manifestaciones que se propagaron por el país desde marzo de 2011. Su cuerpo, cubierto de marcas de tortura, fue uno de los identificados gracias al conocido como ‘archivo César’, con fotos de 28.000 cadáveres. Jihad Qassab, homsí y exjugador del combinado nacional, terminó sus días en la prisión de Sednaya, a la que Amnistía Internacional se refirió como «matadero humano», donde fue torturado hasta la muerte. Abdel Baset Sarout era una estrella, 19 años, el mejor portero del país, ha sobrevivido a tres atentados...

Desde el comienzo de la guerra, en 2011, unos 200 futbolistas han abandonado Siria. Zakaria Youssef no lo hizo. Futbolista de Alepo, entrenaba a un grupo de niños cuando un proyectil acabó con su vida en 2012. Precisamenta la devastada Alepo es una de las poblaciones a las que la superviviente liga de fútbol local ha regresado la temporada que arrancó el pasado fin de semana. En enero acogió ya su primer partido oficial tras cinco años en los que semana tras semana se repetía, machacona, aquella lapidaria frase de Eduardo Galeno de que «no hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie».

Catorce equipos conforman el campeonato, donde Al Jaish, con 15 títulos y ganador de los tres últimos entorchados, parte como favorito. Entre el domingo y el martes se han disputado dos jornadas y ambos partidos los cuenta por victorias. El líder juega en Damasco. Porque hasta no hace mucho la liga solo se podía disputar en la apodada como ‘Ciudad del Jazmín’; después, se le sumó la costera Latakia y en este curso el balón llega, o esa es la intención que para quedarse, a Aleppo, Homs, Hama y Hasaka. «En teoría se jugará solo en zonas aseguradas por Damasco, aunque, como pasó en Irak, e igual pasa de nuevo con los equipos del Kurdistán que juegan en la liga iraquí, se puede denegar el permiso a algunas sedes y trasladar a los equipos. En todo caso, sí parece que se empieza a normalizar la situación, aunque con Siria, como es de suponer, hace tiempo que no se puede dar nada por sentado», como aclara Javier Ibáñez, responsable de la web Asiaesfutbol.com. Quién sabe si darle patadas a una pelota pueda servir también aquí, recordando al escritor y director cinematográfico Paul Auster, como «un invento de los europeos para odiarse sin la necesidad de matarse».

Difícil de entender que el fútbol sirva para limar odios sobre todo para quienes lo reducen a veintidós hombres o mujeres enfundados en pantalón corto corriendo detrás de una pelota, con la finalidad «esencialmente desagradable de que haya uno que gane y que el otro pierda», que diría Jorge Luis Borges, el mismo que decidió montar una conferencia titulada ‘‘La inmortalidad’’ el mismo día que Argentina debutaba en su Mundial de 1978, y hacerlo al grito de «¡Que la mierda. La patria no es el fútbol. La patria es el tango y el “dulce de leche”!». Ese día, muy lejos de allí, a miles de kilómetros en línea recta, en una isla llamada Robben Island, más de un millar de prisioneros negros jugaban una liga siguiendo las estrictas normas de la FIFA. Uno de esos encarcelados políticos, de nombre Nelson Mandela, pero al que las autoridades sudafricanas no dejaban vestir de corto, diría tiempo después, ya libre y presidente de su país: «El fútbol es más que un juego. El fútbol puede crear esperanza donde una vez solo hubo desesperación». Quién sabe si quizá también en Siria.

Quince ultras identificados

El fútbol une, divide, ha sido espita de guerras como aquella que se alargó 100 horas en julio de 1969 entre Honduras y El Salvador, las ha detenido como en la tregua navideña de 1914 en el frente entre alemanes y británicos, sirve para sacar lo mejor y lo peor. Durante el partido de la Serie A entre la Lazio y el Cagliari aparecieron pegados en varias partes del estadio Olímpico de Roma adhesivos que retrataban a Anna Frank con la camiseta de la Roma. A su lado, otras pegatinas con los lemas ‘‘Romanista ebre’’ o ‘‘Romanista Aronne Piperno’’, en referencia a un personaje judío en una película italiana de los años ochenta. Junto a ellos, la firma de los Irriducibili, el principal grupo ultra laziale. Expresiones antisemitas que han tenido una fulgurante respuesta en el Calcio.

En los prolegómenos del Inter-Sampdoria de este martes, los respectivos capitanes firmaron, sobre el césped, ejemplares de ‘‘El diario de Anna Frank’’ y ‘‘Si esto es un hombre’’, de Primo Levi, para entregárselos a los niños y niñas que les acompañaban de la mano. Así lo harán los equipos esta jornada –junto a un minuto de reflexión–, incluidos los jugadores de la Lazio, que portarán a Anna Frank en sus camisetas en el entrenamiento. Matteo Renzi, exprimer ministro italiano, ha dicho: «Si fuera presidente de un equipo de fútbol, pondría la Estrella de David en el lugar del sponsor». Claudio Lottito, presidente de la señalada Lazio, ha defendido al club romano: «La mayoría de aficionados no es antisemita. Organizaremos un viaje anual para llevar a 200 jóvenes tifosi a Auschwitz». Quince ultras laciales han sido identificados con adhesivos antisemitas; dos, menores, uno de 13 años. Habrá denuncias por incitación al odio, mientras los Irriducibili han respondido en un comunicado que «las burlas y las bromas no son un delito» y que están sorprendidos de la dimensión del caso. Todos somos Anna Frank.

Récords de asistencia

A Neymar Jr le «lanzaron todo: palos, jugo de naranja, Coca-Cola, todo! Esto no es fútbol», como denunció en su cuenta de Twitter tras el empate in extremis, 2-2, del PSG en el clásico francés por excelencia en el Velodrome del Marsella. El brasileño, además, fue expulsado y a sus 25 años acumula un historial disciplinario de 138 tarjetas amarillas y 8 rojas. Su acción la siguieron 2,5 millones de televidentes a través de Canal Plus Francia, récord histórico para un canal de pago. En la Premier también se marcó un hito. Fue en el Tottenham-Liverpool, 4-1 final, jugado en Wembley ante 80.827 espectadores, superando los 76.098 de un United-Blackburn en 2007. Por cierto, en la ciudad de Atlanta se volvió a superar el techo de asistencia a un encuentro de la Major League Soccer estadounidense, con nada menos que 71.874 hinchas.

Partidos esta jornada que no aburrieron, en los que Harry Kane volvió a firmar un doblete –«afortunadamente, Zidane piensa que Benzema es mejor y, así, no le fichará», tranquilizó irónico Gary Lineker en su papel de comentarista–, donde el Kun Agüero igualó el récord goleador en el City con los mismos 177 goles que databan de los años treinta del siglo pasado, el United perdió ante el ascendido Huddersfield, Arsene Wenger ganó el día de su cumpleaños y Radamel Falcao suma en el Mónaco 13 goles en 14 remates en 9 partidos. ¡Si hasta Sami Khedira marcó un triplete con la Juventus! Y en Siria que lo vean...