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Otros habrá


La dimensión económica del fútbol, esposada a la mano del lucrativo negocio audiovisual, se mueve en valores que dan vértigo. Según un estudio de la escuela de negocios OBS de la Universitat de Barcelona, más de un 1% del PIB español depende del fútbol profesional. El 2% del dinero que se genera proviene de la Liga, y junto a los negocios indirectos que este origina movieron la temporada pasada más 4.600 millones de euros. Nadie lo duda: el fútbol es un negocio. Y, además, va en aumento. Un estudio elaborado por la consultora Deloitte desvela que, el mercado europeo de fútbol se acerca a los 25.000 millones de euros, una cifra que es un 13% superior a la de la temporada 2014/2015.

En el fútbol, como en cualquier otro negocio, el rendimiento económico está directamente relacionado con la masa salarial. A mayor gasto, mejores resultados. Y como el número de jugadores a contratar no es determinante, el impacto de esta variable se deja ver en los fichajes en cifras que marean. La operación de compra de Neymar por parte del PSG ascendió a 600 millones de euros (cláusula, prima y sueldo incluidos). Treinta Maradonas o nueve Ronaldos.

Pero no todo es norma económico-matemática en fútbol. La Premier League es la mejor liga del mundo en generación de ingresos, pero en 2016 no tuvo representación en el once ideal de la FIFA, y ninguno de sus jugadores fue finalista al Balón de Oro. El Manchester United es el club más valioso de Europa, pero ha estado ausente en dos de las tres últimas Champions.

Parece que Kepa se marcha y eso solo demuestra que el universo Athletic no está al margen de la lógica economicista que subyuga al fútbol. Pero la afición debe tener claro que si la gestión de Ibaigane y Lezama es o no es buena, no depende solo de que Kepa ahora y otros antes, hayan optado por abandonar el Athletic en busca de patronos más poderosos. Porque si uno se va, otros muchos optan y optarán por quedarse. Hay otros porteros, como habrá otros entrenadores y otros presidentes. Nadie ni nada es imprescindible, excepto proteger los valores, el sentimiento y la emoción que caracterizan a un club único en el mundo.