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La batalla del escudo de Nafarroa


Vivimos tiempos de batallas. Después de décadas de “verdades” incuestionables, van surgiendo nuevas versiones que vienen a desmontar lo establecido por la corriente oficial, lo que está generando mucho nerviosismo en el establishment, que hace lo imposible por combatirlas.

Así, tenemos la batalla del relato, de las banderas e incluso de los escudos. En esta última, Jaime Ignacio del Burgo ha decidido sentar cátedra sobre el escudo de Nafarroa para decir que el bueno, el fetén, es el de las cadenas y que el otro, el pomelado con carbunclo, es una creación de los reyes de la Casa Champaña.

Como le suele suceder, se olvida de varios detalles. Por un lado, ya existía incluso una versión anterior de Sancho el Sabio y su hijo Sancho el Fuerte en la que aparecen unas barras que parten del centro del escudo. Sus herederos los Teobaldos (siglo XIII) rodearon esas barras dándole al escudo una forma que se convertiría en representación del reino con las siguientes dinastías hasta llegar a la conquista de 1512. Porque hasta Fernando el Católico acuñó moneda navarra como usurpador del trono con ese mismo escudo pomelado, hasta que con el paso del tiempo esa imagen se deformó para dar paso a las dichosas cadenas asociadas a la batalla de las Navas de Tolosa.

Circunscribir exclusivamente el escudo pomelado a los Teobaldos es lo mismo que decir que la rojigualda española es tan solo la bandera de Carlos III de Borbón, porque él la adoptó en el siglo XVIII. Pero algo me dice que en el imaginario jaimeignaciano esa enseña va más allá de un rey español.