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Celebrar la defunción de la Caja de Ahorros Provincial de Araba


Con sorpresa, no exenta de indignación, recibimos en el despacho de EH Bildu de Juntas Generales una invitación del Diputado General para conmemorar el centenario de la ya extinta Caja de Ahorros Provincial, luego convertida en la Vital y finalmente diluida en Kutxabank, un banco pequeño sin ningún tipo de contenido social, condenado a ser engullido más pronto que tarde por algún gran grupo bancario internacional con sede a miles de kilómetros de la Plaza de la Provincia. De lo que fue la joya de la corona del alavesismo queda hoy en día tan solo una Fundación Vital desprovista de todo musculo inversor y «gobernada» clandestinamente desde la periferia de los aparatos de PNV y PP, sin ningún tipo de control institucional y sin la menor posibilidad de participación para sus otrora compromisarios y ahora meros clientes.

Bajo el manido argumento de que «Europa lo manda», sin buscar ningún tipo de planteamiento alternativo, a pesar de que en esa «Europa que manda» siguen existiendo las cajas de ahorros, el PNV, con la inestimable colaboración de PP y PSE, liquidó la Vital, en medio de la tormenta perfecta que supuso la última crisis para la gran banca. Conclusión de ello es que a día de hoy, tanto la Diputación Foral de Araba como el Ayuntamiento de Gasteiz y, por supuesto, el resto de entidades locales del herrialde y múltiples agentes sociales y económicos, no pueden disponer de financiación pública para sus inversiones y proyectos y están abocados todos ellos a concurrir al «libre mercado» bancario dominado por las grandes corporaciones bancarias. Hoy, 100 años después, somos mucho más dependientes económicamente de los mercados internacionales. A cambio, muchos proyectos vinculados a la economía circular, el desarrollo local, el consumo responsable, la producción cultural, las energías renovables o las políticas cuidadoras tienen serias dificultades para conseguir una financiación que les permita desarrollarse.

El otro gran argumento para justificar la creación de las «fundaciones bancarias» fue la necesidad de «despolitizar y profesionalizar» su funcionamiento, como herramienta para corregir las funestas consecuencias de la corrupción que asoló y hundió a la mayor parte de las cajas españolas. Sin embargo, en la práctica, el escenario real es el de un chiringuito más controlado por el tándem PNV-PP y la desaparición de cualquier mecanismo de control institucional.

Prueba de ello es la filiación política de los dos presidentes, pasado y presente, de la Fundación Vital: El primero, el Sr. Aranguiz, era concejal del PP hasta la víspera de ser nombrado presidente en la anterior legislatura. El actual presidente, el Sr. Urresti, accedió al cargo tras la entrada del PNV en el Gobierno foral y municipal de Gasteiz. Ambos se han negado siempre a comparecer en las Juntas Generales de Araba o en el Ayuntamiento de Gasteiz a requerimiento de EH Bildu. ¿La razón? No tienen obligación alguna, ya que el capital que hace 100 años era público hoy es privado. Es decir, todos los arabarras hemos perdido ese gran capital que ha pasado a ser gestionado por una camarilla nombrada a dedo a consecuencia de pactos entre partidos que ni siquiera se dan en sede parlamentaria. Un grupo directivo del que se desconoce casi todo, empezando por su capacitación profesional, salvo el carné del partido que guardan en la cartera. Eso sí, todo ello con atractivos diseños comunicativos y cínicas apelaciones a «una gestión basada en la transparencia».

Llegados a este punto, sobra decir que EH Bildu no participa ni participará nunca en un acto de esas características. No hay nada que celebrar. Al contrario que Ramiro González, no encontramos motivo alguno para ello, y sí muchísimas razones para denunciar una vez más la escandalosa defunción de nuestra caja y su obra social.