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El cemento también tiene prioridades


En este tiempo en que la regla de gasto mantiene constreñida toda inversión de carácter social, por no hablar del mísero 0,25% de las pensiones, nuestros gobernantes comienzan a dar señales de que llega un cambio de ciclo. ¡No se emocionen! Están hablando de acometer proyectos de infraestructuras que tuvieron que guardar en el cajón y que ahora ansían ejecutar.

No nos referimos al TAV, que tuvo y ha tenido barra libre en plena crisis. Su último capítulo ha sido la presentación del proyecto de la futura intermodal de Abando, en la que los ejecutivos de Madrid y Gasteiz, así como el Consistorio bilbaino, están dispuestos a gastarse al menos 730 millones de euros. No hay problemas de financiación, dicen, pensando en la operación urbanística sobre 90.000 metros cuadrados en pleno centro de Bilbo. Es conveniente recordar que el presupuesto total del Ayuntamiento es de 535,9 millones y la Diputación dedica a todos sus departamentos 1.193,7 millones.

Lo de Abando es otro ejemplo del frenesí con el que comienzan a moverse los promotores de obra pública. Sin concretar dónde levantar el «gemelo» de Rontegi, el Gobierno foral pretende construir la segunda fase de la Supersur, entre Peñascal y Beteluri. Algo más de 4 kilómetros de autopista que atravesará el macizo de Pagasarri y destrozará una zona protegida como es Bolintxu.

¿Qué son 200 millones de euros cuando has sido capaz de gastar 900 en un vial infrautilizado? Mientras a los vecinos de Errekalde les toca esperar a la cola; construir la variante no es prioritario.