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EDITORIALA

La diplomacia es más necesaria que nunca


La expulsión coordinada de un centenar de diplomáticos rusos de Estados Unidos y de una veintena de países pertenecientes a la Unión Europea, a la OTAN o históricos aliados de Gran Bretaña resulta una maniobra poco habitual. Más todavía considerando que se toma como represalia por el envenenamiento de un exespía ruso y su hija en la localidad británica de Salisbury, sin que haya finalizado la investigación. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) recogió las muestras del agente utilizado la semana pasada y apuntó que necesitaría tres semanas para su análisis. Para entonces posiblemente a nadie interese ya el resultado.

La existencia de un veredicto de culpabilidad contra un país sin que haya habido una mínima investigación contraviene las leyes internacionales y rompe además las reglas básicas de la diplomacia. Maniobras similares también se ejecutaron en el pasado, por ejemplo contra Iraq a cuenta de la existencia de armas de destrucción masiva, y son muestra del doble rasero que utiliza Occidente en sus relaciones con el resto del mundo. Vuelve con nuevos bríos la nunca olvidada «diplomacia de la cañonera», consistente en intimidar y presionar a otros países para que acepten un trato injusto para ellos. Y este modo de actuación no hace sino aumentar los recelos en la mayoría de los países. La prensa china recoge de manera explícita esta inquietud, al tiempo que llama a esa mayoría de países a ir rompiendo las cadenas occidentales y a organizar sus propias estructuras de seguridad colectiva.

Ese uso indiscriminado de represalias viene a certificar la pérdida de hegemonía occidental. Lo peor es que con ellas se minan cada vez más las instituciones internacionales al tiempo que se genera una escalada de tensión que puede tener consecuencias impredecibles. Acciones de ese estilo no hacen el mundo ni más seguro ni más justo. Precisamente en tiempos conflictivos conviene redoblar los esfuerzos para profundizar el diálogo. Expulsar diplomáticos es una apuesta por caminar en dirección contraria.