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MEMORIA HISTÓRICA

BOTELLAS PARA RECORDAR LOS 80 AñOS DE LA FUGA DEL FUERTE DE SAN CRISTÓBAL

CASI 800 PRESOS ESCAPARON EL 22 DE MAYO DE 1938 DEL PENAL FRANQUISTA DE SAN CRISTÓBAL, EN EL MONTE EZKABA. SOLO TRES LLEGARON A NAFARROA BEHEREA. MÁS DE 200 MURIERON. 80 AñOS DESPUÉS SUS FAMILIARES Y REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD NAVARRA RECORDARON ESTOS HECHOS Y LES BRINDARON SU HOMENAJE.


Los catorce presos que organizaron la fuga fueron fusilados. Ayer, se les recordó con botellas de cristal con su nombre. Este tipo de botellas fueron enterradas junto a sus cuerpos tras ser fusilados –hay un llamado «cementerio de las botellas» en el monte Ezkaba, cerca del fuerte–, lo que fue determinante para poder identificarlos. .

Uno de estos catorce fusilados fue Antonio Escudero. Ayer, su sobrino nieto, del mismo nombre, recordó su figura. Explicó que cuando se produjo el golpe fascista tenía 19 años y que defendió la Casa del Pueblo de Valladolid. Cayó prisionero y fue trasladado al fuerte del monte Ezkaba. «Nos demuestra que fue un joven valiente, honesto, consecuente con sus orígenes humildes, obreros. No hace falta que sepamos nada más. Con esto es suficiente», destacó.

«Fue honesto también con sus ideas de libertad, de justicia, de libertad. Todo aquello que perdimos cuando perdimos la guerra después», añadió, antes de agradecer el apoyo recibido por la asociación Txinparta durante estos años.

Montse Sanz llegó ayer a Ezkaba desde la localidad castellana de Cuéllar. Su abuelo Andrés Rodrigo lo hizo como preso en 1938. Fue uno de los muertos en la fuga. Su cuerpo no ha sido encontrado. «Estamos muy agradecidos por poder homenajearlo hoy aquí, al igual que a todos los represaliados del fuerte de San Cristóbal», señaló.

Ana Fernández es hija de Jovino Fernández, un minero de la provincia de León que militaba en la CNT y que participó en las defensas de Uviéu y Bilbo del ataque franquista. Tras ser hecho prisionero fue trasladado al fuerte de San Cristóbal. Era el preso 2.332. Fue, junto a Valentín Lorenzo y José Marinero, uno de los tres únicos fugados que logró llegar a Nafarroa Beherea. Fueron trece días escondiéndose en los montes navarros mientras eran perseguidos por curas con fusil y requetés con boina roja. Un pastor le dio pan y queso y le ayudó a llegar hasta Urepel. Posteriormente, se incorporó a las fuerzas republicanas en Catalunya y luchó en el frente del Segre. Tras la caída republicana volvió a exiliarse en el Estado francés.

El grupo del gallego Seso Durán interpretó la canción “O cemiterio das botellas”. Su abuelo, Benito Pastoriza, fue uno de los presos de San Cristóbal. Era de Bueu, una pequeña localidad, que tenía a 22 de sus vecinos en las mazmorras del fuerte. Siete de ellos se fugaron.

Los presos que estaban en el fuerte de San Cristóbal eran originarios de distintos territorios. Ayer sus familiares llegaron de Castilla, Galicia, Catalunya, del Estado francés, de Euskal Herria... Desde la localidad castellana de Cuéllar llegó un autobús. En San Cristóbal había varios presos de Cuéllar, donde existe un castillo que tiene una historia paralela a la del fuerte del monte Ezkaba. El duque de Alburquerque lo cedió a los franquistas para que fuera usado como cárcel hasta 1966. Antonio de Benito, de IU-Cuéllar, explicó a GARA que intentaron colocar un monolito en recuerdo de los presos, pero el Ayuntamiento se lo impidió. Recurrieron a los tribunales, pero ni el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ni el Constitucional español lo permitieron.

Recuperar la memoria

En Nafarroa, las cosas están mejor que en Cuéllar en lo que se refiere a la recuperación de la memoria histórica. Aunque Víctor Oroz, de Txinparta, recordó que el monolito en recuerdo a los presos del fuerte ha sido atacado en repetidas ocasiones desde que se colocó por primera vez hace 30 años. Ahora, los ayuntamientos de Antsoain, Berriozar, Berriobeiti y Ezkabarte se han comprometido a colaborar en su mantenimiento y cuidado.

En el acto de ayer estuvo presente la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales del Gobierno navarro, Ana Ollo, que reconoció que «las instituciones hemos llegado tarde a la memoria». Pese a ello, subrayó que el Gobierno navarro, desde 2015, ha trabajado en la recuperación de la memoria histórica hasta el punto de ser un referente. Entre los asistentes también se encontraban los parlamentarios Marisa de Simón y José Miguel Nuin (I-E) y Fanny Carrillo (Podemos-Ahal Dugu), además del senador de Unidos Podemos Iñaki Bernal.

Ollo explicó que se han recuperado los cuerpos de 43 presos fugados de San Cristóbal –los últimos cuatro la semana pasada–, se ha creado un banco de ADN para cotejar identidades con familiares y se han impulsado distintas iniciativas para transmitir lo sucedido. Entre ellas, subrayó la que tendrá lugar el 6 y el 7 de junio, cuando alumnos de institutos navarros recorrerán el GR 225, que une el monte Ezkaba con la localidad bajonavarra de Urepel.

Víctor Oroz, de Txinparta, destacó que quedan cientos de cuerpos desaparecidos en Ezkaba, «pero San Cristóbal es también el nombre al que aferramos la memoria, que pese a todo va emergiendo».