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¡Derogad las reformas laborales ya!


Parece que algunos, por fin, se han dado cuenta que las últimas reformas laborales son las que están chupando la sangre al pueblo trabajador y, a la vez, están elevando el desequilibrio en la financiación de las pensiones públicas. La única salida es evidente: derogar esas reformas y volver a un escenario más «tranquilo». No es el ideal, porque ya era malo antes de las dos últimas del PSOE y PP. Desde 1984 se han producido más de medio centenar de reformas importantes en el escenario laboral para instaurar la precariedad y reducir salarios. No ha habido tregua, los gobiernos fueron haciendo lo que la élite económica siempre pretendió.

Eso ha posibilitado, por ejemplo, que en junio de este año haya 50.801 parados más en Hego Euskal Herria que al inicio de la crisis. O que hayan desaparecido 112.500 ocupados desde 2008. Todo ocurre ya en un escenario de crecimiento económico elevado, por encima del 3%, pero que, gracias precisamente a esas reformas laborales, solo disfruta la élite económica.

El Informe Mundial de Riqueza, publicado hace los días por la consultora Capgemini, confirmó que el número de millonarios en el Estado español se disparó un 76% desde el inicio de la crisis. Me atrevería a decir que mejor les ha ido a los millonarios vascos, porque la productividad y la competitividad de los trabajadores y trabajadoras vascas es de las más elevadas de la UE, pero han perdido más de 6 puntos de poder adquisitivo. Las reformas hacen eso, que nuestros sueldos caigan y aumente la precariedad para que unos pocos se forren demasiado.