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MESA REDONDA EN TOLOSA

FAMILIARES DE ALTSASU Y CATALUNYA, JUNTOS CONTRA LA REPRESIÓN Y MÁS ALLÁ

UNA PELEA DE BAR Y UN REFERÉNDUM NADA TIENEN QUE VER, PERO A LAS MADRES DE LOS JÓVENES DE ALTSASU Y A LAS COMPAñERAS DE LOS LÍDERES DEL «PROCÉS» LES HA HERMANADO LA REPRESIÓN ESTATAL. ENTRE VISITA Y VISITA A LA CÁRCEL, CRUZARON IDEAS EN TOLOSA, NO SOLO ANTIRREPRESIVAS, TAMBIÉN DE FUTURO POLÍTICO.


Familiares de los jóvenes de Altsasu y de los presos políticos catalanes destacaron los paralelismos de los dos casos, unidos por la misma represión estatal, en la mesa redonda celebrada ayer tarde en Tolosa. Bel Pozueta, Edurne Goikoetxea, Txell Bonet (compañera de Jordi Cuixart) y Laura Masvidal (de Joaquim Forn) denunciaron la represión del Estado español pero reivindicando también la cooperación entre los pueblos de cara al futuro: «Hay que generar sinergias, Catalunya y Euskal Herria deben seguir juntas», dijo Pozueta. «Estamos juntos porque queremos una sociedad más justa. A ellos [por el Estado] no les interesa que compartamos objetivos», asintió Bonet.

“Dos caras de una misma represión” era el título de la mesa redonda organizada por CDR Gipuzkoa. La sala se llenó. Son más que dos casos mediáticos; reflejan la esencia de un Estado que «tiene miedo al pueblo», afirmó Bonet. Goikoetxea constató que «el Estado español no sabe actuar de otra manera, porque da la misma respuesta a estos dos casos diferentes».

De ahí salieron ideas comunes, como la necesidad de denunciar en el exterior la cerrazón española. Lo está haciendo el independentismo catalán y también Bel Pozueta apostó por ello: «Hay que internacionalizar. En Europa tienen que ver la represión de este Estado antidemocrático», planteó.

Otra idea conjunta –pese a la dureza de la cárcel, que no obviaron ni las unas ni las otras– es el valor de la resistencia. «No han conseguido doblegarnos», señaló Goikoetxea mientras Pozueta prometía que no dejarán de denunciar el caso porque temen al olvido. Y qué decir de Catalunya tras ese 1-O de hace un año que Masvidal sigue considerando «un milagro». Bonet dejó claro que pese a la cárcel «nadie va a tirar la toalla».

Amaia Izko aportó la perspectiva jurídica, si es que estos casos pueden encajarse en esa disciplina. Ligó el caso Altsasu a la extensión del concepto de «terrorismo», que por definición debía ser restrictivo, hasta encajar ahí «una bronca a las 5 de la madrugada». Mientras, en Catalunya se forzaba otro tipo penal, el de «rebelión»; Bonet recordó que hasta Diego López Garrido, redactor de ese artículo, no lo ve aplicable en este caso.