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JO PUNTUA

Puro teatro


Una chica de 19 años cuenta llorando a cámara cómo fue asaltada sexualmente por un desconocido en el portal de su casa. Bajó la basura y el indeseable la siguió. «Empecé a temblar, a chillar. Se vive tan diferente cuando lo vives, yo siempre había pensado: ‘si me pasa, es que le voy a meter una hostia…’ pero no pude». Él sí le pegó, y le metió mano. María se grabó a sí misma al poco rato, ya en su casa, tendida en el suelo mientras esperaba a la ambulancia. Su estado de pánico le impedía casi hablar. Al día siguiente vuelve a grabarse, rota, pero perfectamente capaz de explicar cómo acaba de cambiarle la vida y de instalársele dentro el miedo a la violencia de los hombres. De los mil comentarios al vídeo, muchísimos son de tíos llamándola teatrera. Yo solo quiero abrazarla y pienso, otra nueva generación de mujeres dañadas por el patriarcado. Otra nueva generación de feministas.

Como a la mujer fatal de “Burning”, a muchísimas de nosotras nos cazaron en un oscuro portal. Cada vez que me interno sola en un edificio, me pongo alerta. No me cambia el estado de ánimo, pero me fijo en si alguien entra a la vez que yo. Siempre, da igual la hora. Desde que aquel desconocido me asaltó sexualmente en el ascensor de mi amona cuando tenía 15 años, y tengo 44. Y me sucederá mientras viva. Así vivimos las mujeres: todas las que me lean sabrán de qué hablo. Lo importante es que los hombres se hagan cargo.

Aquel verano tuve ataques de pánico en la playa, a mediodía, rodeada de gente. Logré salir del ascensor y él se quedó mirando cómo me caía al subir las escaleras, desde entonces sé que no solo buscan una descarga genital sino acechar el terror en nuestros ojos. Recuerdo las lágrimas de mi amona y la risa nerviosa de mi izeba, a ella también la habían violentado en un portal siendo niña. Las mujeres hemos sido siempre depositarias intergeneracionales de nuestras historias de violencia, pero este año de agitación feminista las hemos volcado en las redes y la radiografía del machismo es apabullante. Por eso nos acusan de mentir más que nunca.

Hoy no quiero cerrar con un broche de oro esta terrible historia.