Un pequeño paso para los trabajadores autónomos

El Gobierno español firmó ayer un acuerdo con las organizaciones de autónomos en el que se recogen varios cambios en las condiciones laborales y en las prestaciones de las personas que trabajan por cuenta propia. Así, en 2019 se subirán levemente las bases de cotización de los autónomos, incremento que se compensará con una mayor cobertura del seguro de desempleo y de las bajas por accidente o enfermedad. El acuerdo recoge otras medidas para hacer frente al fraude, tanto en los contratos de corta duración como en las altas de trabajadores en el régimen de autónomos, cuando en realidad son asalariados por cuenta ajena.

En conjunto, las medidas acordadas mejoran la cobertura de las personas que trabajan por cuenta propia y terminan con algunas discriminaciones que sufrían los trabajadores autónomos a la hora de acceder a las coberturas de la Seguridad Social. Sin embargo, el pacto firmado continúa sin resolver una de las claves que permite el uso fraudulento del régimen de autónomos de la Seguridad Social: los trabajadores por cuenta propia seguirán sin cotizar en función de los ingresos reales, como ocurre con el resto de asalariados, y podrán elegir –como hasta ahora– la base de cotización. En teoría, esta posibilidad permite aligerar las cargas sociales a los autónomos cuando el negocio no marchan bien, pero en la práctica –además de ser una invitación al fraude– tiene efectos perversos, porque muchas veces estos ahorros en las cotizaciones crean el espejismo de una viabilidad económica que en realidad no es tal, pero que empuja a nuevas deudas y genera mayor angustia.

La figura del autónomo representa como ninguna otra el ideal capitalista del emprendedor, de la persona hecha a sí misma; sin embargo, la inmensa mayoría son trabajadores como todos los demás. Mejorar la cobertura social que reciben es inaplazable, pero también terminar con las trampas al solitario de las subvenciones encubiertas que no hacen más que empeorar situaciones evitables.