2018 ABEN. 30 HATORTXU ROCK VARIEDAD MUSICAL Y «MUCHA JUVENTUD», EN LA APERTURA DE HATORTXU ROCK LA JORNADA VESPERTINA DE HATORTXU ROCK CONSTATÓ QUE ES LA ÉPOCA DEL RELEVO GENERACIONAL, TANTO EN LO MUSICAL COMO EN LO REIVINDICATIVO. UN AñO MÁS EL FESTIVAL DE SOLIDARIDAD CON LOS PRESOS ATRAJO A MILES DE PERSONAS EN UNA APERTURA CÁLIDA Y EN LA QUE LA NOTA DOMINANTE FUE LA JUVENTUD DE LOS ASISTENTES. Iosu GANUZA La juventud tomó desde la apertura la carpa de Hatortxu Rock. A diferencia de otras ediciones, el festival solidario más grande de Euskal Herria reunió a miles de personas desde el inicio. El mejor indicador de todos fueron los aseos que tal y como se quejó la getxoztarra Nerea Arriaga «se han quedado sin papel antes de las 19.00». Arriaga se acercó a Atarrabia, «para hacer un dos por uno», ya que «ayer –viernes– vinimos a despedir a Vendetta» y hoy –sábado– «hemos aprovechado Hatortxu para juntarnos la cuadrilla, que últimamente está algo dispersada». Una de las principales notas es la nostalgia. Algunos de los más veteranos en el festival disfrutaban desde la barra viendo «cómo personas bastante más jóvenes que nosotros siguen viniendo en masa a ver a nuevos grupos». Este trío de voluntarias iruindarras que prefirieron mantenerse en el anonimato lamentó que «es una pena que ya no vayamos a ver más a grupos como Betagarri o que Berri txarrak vaya a retirarse el año que viene», pero se mostraron orgullosas al ver que «la solidaridad sigue latente, e incluso crece con la gente más gazte». Muestra de ello fue McOnak. Los lekittarras atrajeron a la masa, que buscó refugiarse del viento norte al calor de la carpa. Calor que se convirtió en solidaridad. De hecho, más de un despistado todavía intentaba conseguir entradas en taquilla durante las primeras horas de festival, a pesar de que el aviso de que no se venderían se transmitió de forma insistente. El regreso de Kaleko Urdangak abrió el turno del oi. Y la masa llegó con Belako. La innovación de este grupo punk con toques electrónicos ha provocado que sea cada vez más difícil verlos en Euskal Herria, por lo que no sorprende leer su nombre en festivales del panorama internacional. Siempre fieles a su estilo, sus fans, entre ellos Enaut Etxegarai, de Ipar Euskal Herria: «Un amigo y yo hemos convencido a toda la cuadrilla para venir a Atarrabia, para ver a Belako», ya que «cada ve es más difícil verlos cerca de casa», afirmaba este seguidor. Seguridad para todas Una de las principales obsesiones de la organización, previendo la masificación del festival desde que se agotaran las entradas al poco tiempo de haberse puesto en venta, era la seguridad. Se avisó de que Hatortxu debía ser «un recinto seguro» para todos y todas. Por un lado se hizo hincapié en prevenir sobre la prohibición de utilizar bengalas en la carpa. Por otro lado, el Gune Segurua volvió a desplegar sus brigadas durante las 14 horas que duró Hatortxu Rock 22. Las responsables del turno de las 18.00 horas explicaron que «el año pasado hubo tres denuncias por ataques sexistas y todas ellas fueron en las brigadas”. Hatortxu Rock impulsó la iniciativa para denunciar las agresiones hace dos años y «hemos visto que han tenido mejor acogida que el teléfono». Este año además «se ha trabajado en que nadie esté desinformado y por eso no solo se ha instalado en punto de información junto a la ticketera, si no que se ha formado a voluntarias, artistas y todas las personas implicadas». Al final de la tarde los más madrugadores hicieron que la cocina empezase a encender el fuego. Fuego feminista el que alentó Mafalda. Con algo de retraso las del Turia se subieron al escenario con el recién estrenado álbum “La última vez que te escucho”. Un grupo referente que hizo que todavía la media de edad bajase algún que otro año más. Sin duda un inicio cálido que prendió la mecha de toda una noche que se preveía, al menos, vibrante. El regreso de Kaleko Urdangak abrió el turno del oi. Y la masa llegó con Belako. Fuego feminista el que alentó Mafalda, que subieron al escenario con el recién estrenado álbum «La última vez que te escucho».