2019 OTS. 14 KOLABORAZIOA Puentes sociales en Euskadi Israel Escalante Esta semana el lehendakari se acercaba al Puente de Bizkaia a celebrar su 125 aniversario, y lo ponía como símbolo de cohesión social en Euskadi. La imagen de los puentes como forma de unir distintas orillas es bonita, interesante, pero a alguna gente no se nos pasa por alto el origen del Puente Bizkaia: se erigió por iniciativa privada de la burguesía residente en Portugalete para poder cruzar sin problemas a la Margen Derecha, allí donde estaban sus campos de golf y zonas de ocio. Mientras esto ocurría, en las orillas de la Ría trabajaban como mulas de carga las sirgueras, mujeres que tirando de sirgas o cuerdas arrastraban las gabarras en las que entraban a Bilbao las mercancías. Las mujeres hacían ese trabajo porque resultaba más barato su empleo que el de hombres o bestias. No había intención de cohesión social alguna en su construcción, y no la hay entre quienes hoy día nos gobiernan en Euskadi. 125 años más tarde, el desarrollo de infraestructuras y urbanismo hacen un poco más discretas las diferencias sociales entre municipios y barrios de ricos y de clases populares, pero sigue habiéndolas, agudizadas aún más tras más de una década de crisis: ricos cada vez más ricos, pobres cada vez más pobres. Las mismas infraestructuras se desarrollan al servicio de quienes más tienen, lo vemos en las apuestas por el TAV, la ampliación de la Supersur por Bolintxu o en la demora de infraestructuras para barrios y municipios más populares como la eliminación del viaducto de Rekalde, el soterramiento de FEVE en Zorroza o las líneas 4 y 5 del Metro Bilbao. En sus inicios, en la barquilla del Puente la «gente de bien» viajaba a cubierto, mientras que la gente de clase trabajadora viajaba entre el ganado y carruajes en la parte descubierta. 125 años después de la inauguración del Puente Colgante, a diario centenares de trabajadoras del hogar cruzan ambas orillas destino a su trabajo, pero sin embargo hay una serie de cuestiones sociosanitarias que se mantienen en su margen de la Ría: los índices de cáncer en una u otra orilla de la Ría llegan a doblarse, el desempleo en Ezkerraldea es un 50% mayor que en Getxo y además este municipio tiene una renta per cápita que dobla la de Sestao, y no hace mucho constatamos que esto se traduce en una diferencia de esperanza de vida que supera la década entre barrios ricos y obreros. Bajo la gestión de PNV y PSE no hay puentes que acaben con las diferencias sociales en auge, en la que las infraestructuras se desarrollan para quienes más tienen, y en la que se pone la lupa en las ayudas para evitar la pobreza mientras se permite la evasión fiscal, cuando no es el propio partido gobernante el implicado en casos de corrupción. ¿Qué puente inaugurarán para mayo en Alonsotegi? No había intención de cohesión social alguna en su construcción, y no la hay entre quienes hoy día nos gobiernan en Euskadi