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DE REOJO

Polígrafo


Perdonen la insistencia en el tema. Pero en un programa de larga vida en la televisión británica ITV, “The Jeremy Kyle Show”,  un invitado se sometió al polígrafo para demostrar que no había sido infiel a su esposa, y como la supuesta máquina de la verdad le dijo que mentía, Steve Dyamond de sesenta y tres años, el público le recriminó su actitud y a los diez días, se suicidó. Se ha cancelado el programa, el formato, que tenía una gran audiencia matutina más allá del veinte por ciento, y se ha despertado un debate lógico, sobre estos formatos y otros que llevan a sus colaboradores e invitados hasta lugares de difícil retorno. Se maltrata a las personas que, aparentemente, se someten libremente a ello con el único fin de ganar audiencia.

Es así, es terrible, pero es así. Y todos, de alguna manera, somos culpables al detenernos en este tipo de programa. Y hay canales, como Telecinco que se dedica a ello de manera constante, aunque no es el único, es una plaga que ataca en casi todos los rubros. En el deporte y la política se han contagiado. Están los famosos y los famosillos que buscan futuro imperfecto vendiendo sus intimidades o sus mentiras y montajes, pero hay una cantidad amplia de ciudadanía desconocida que se pirra por acudir a programas parecidos. Hace unos años Emma García, tenía en el mencionado Telecinco un formato muy similar. Esas personas capaces de dejarse manipular, de aparecer para ser escarnecidas por otra ciudadanía que se dedica a recriminarles en directo.

Algunos programas deportivos, es decir, de fútbol, su estructura es similar, se trata de criticar no por lo técnico, sino por lo personal. Y en los de políticos y tertulianos, la degeneración ética es supina e intangible. El polígrafo como símbolo. No parece difícil acabar con esto, pero sí imposible mientras lo que mande sea la audiencia, o sea, el dinero.