GARA Euskal Herriko egunkaria
EDITORIALA

El legado de una lucha individual y comunitaria


Hace casi cuarenta años de las primeras noticias sobre el sida y en este tiempo las condiciones de los afectados por el VIH han cambiado totalmente. Hace veinticinco años, cuando algunas de estas personas se reunieron en pueblos y ciudades de Euskal Herria para hacer frente a las consecuencias de la enfermedad –que entonces era mortal de necesidad e iba acompañada de un fuerte estigma social–, apenas podían imaginar la dimensión y velocidad de esos cambios. El principal, sin duda, que a raíz del desarrollo de los medicamentos antirretrovirales el sida dejaría de ser una condena fatal y se convertiría en una enfermedad crónica. Junto con los avances médicos, en la sociedad vasca se dio un giro profundo en la concienciación y en el respeto hacia las personas afectadas.

Nadie podía pensar que, encaminados esos dos grandes problemas, la expansión del virus no tendría freno. Han cambiado los patrones de contagio, pero hay personas que le han perdido el respeto al VIH y al sida. También hay sectores a los que no les llegan las campañas de prevención. Las relaciones tóxica son otro factor, también en este terreno. Es una tendencia global muy preocupante de la que la sociedad vasca no se libra. Es 2019 y en Euskal Herria sigue habiendo cerca de 200 contagios al año.

Asimismo, aunque las condiciones y consecuencias que padecen los portadores del VIH han cambiado totalmente, el shock que genera en las personas al conocer su diagnóstico sigue siendo muy duro. Incluso sabiendo que hoy en día no van a morir de esa enfermedad. Por eso es tan importante la labor que realizan entidades como Harribeltza, que junto con las comisiones antisida de las capitales o asociaciones como T4 en Bizkaia, han sostenido una red de denuncia y apoyo que se ha ido adaptando a estos cambios. Una red de prevención, terapia, acompañamiento y solidaridad. Un movimiento que se fundó para atender las crueles urgencias de unas personas y, gracias a ellas, ha mejorado la vida y la salud de toda la sociedad vasca.