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SIMON PLAYOUT
ALTERNATIVES G7!

«La cumbre del G7 es un momento que no se puede dejar escapar»

Representante de la plataforma Alternatives G7! y militante altermundista experimentado en organizar grandes eventos, Simon Playout, franco-colombiano de 27 años, nos cuenta la experiencia que supone organizar la contracumbre en Euskal Herria.


Simon Playout está cansado y reconoce que no tiene tiempo «ni para dormir», pero ha accedido gustosamente a responder las preguntas formuladas por GARA. Los ojos que se le encienden después de cada pregunta delatan el entusiasmo con el que está haciendo frente a la organización de la contracumbre del G7.

¿Cuándo y cómo empezaron a organizar la contracumbre?

La plataforma G7 Ez! se formó hace aproximadamente un año. En nuestra plataforma, Alternatives G7!, se trató el tema por primera vez a finales de agosto, pero formalmente, fue en el mes de febrero cuando empezamos a trabajar conjuntamente. Ahí es cuando empezamos a concretar el nombre de la plataforma, nuestras orientaciones políticas, los debates, etc.

¿Cual fue el primer reto de las plataformas contra el G7?

Lo primero fue reunir fuerzas. A pesar de nuestras diferencias, uno de nuestros objetivos principales era poner en común las fuerzas del movimiento social. Creo que es un gran logro lo que hemos hecho, porque hemos conseguido atraer a mucha gente que representa el movimiento social en su globalidad. Ahora el desafío principal es ver si la gente viene. Nosotros pensamos que sí, que vendrá mucha gente.

¿Que experiencia tienen en organizaciones de eventos de este tipo?

Somos organizaciones altermundialistas que trabajan desde hace décadas. Nuestras organizaciones tienen experiencia en organizaciones de contracumbres y otros eventos parecidos. Por ejemplo, la red Attac se ha implicado en los movimientos de las contracumbres, pero también hay organizaciones que trabajan en otros eventos como el Foro Social Mundial. El año pasado estuvimos en México, en El Salvador y en Brasil.

Personalmente, he trabajado en el ámbito social, en las luchas contra las desigualdades, en contra del capitalismo, y a favor de una igualdad real. He contribuido en la preparación de eventos, en la orientación de delegaciones y en la organización de las universidades de verano.

¿A pesar de tratar temas mundiales, cada sitio tiene sus peculiaridades?

Evidentemente, y en ese sentido estamos muy orgullosos de lo que hemos conseguido. El primer desafío fue aprender a conocernos, comprender la realidad de este país, Euskal Herria, del proceso de paz… este país está muy implicado. Era importante hacer entender que nosotros no queríamos imponer. Nuestra postura se sustenta en respetar la situación del lugar y colaborar conjuntamente.

Hoy podemos decir que, a pesar de las diferencias, lo hemos logrado. Hemos organizado cuarenta conferencias, con ponentes que vienen de Francia, de Europa, y de todas partes del mundo, pero que se mezclan con ponentes de aquí. Creo que eso enriquece los debates.

Otro gran desafío que hemos conseguido resolver con éxito es el de las traducciones. Las conferencias dispondrán de traducciones simultáneas en cuatro idiomas.

¿Conocía Euskal Herria antes de empezar a organizar esta contracumbre?

No, realmente no. Estuve aquí cuando era muy joven, pero ni siquiera tengo un recuerdo claro. Lo estoy descubriendo ahora. He descubierto muchas cosas, porque a menudo miramos más allá, a otros continentes y desconocemos lo que pasa en la casa del vecino. Ha sido una experiencia personal muy fuerte y he aprendido muchas cosas.

¿Cree que estos eventos contribuyen a crear lazos entre diferentes de cara al futuro?

No es que lo crea, es que tengo la seguridad de que eso va a ser así. Hemos pasado mucho tiempo juntos, trabajando, debatiendo, y eso no se va a perder. Creo que los lazos serán más fuertes después de esta contracumbre, y no solo a nivel personal, también las organizaciones saldrán reforzadas. Aquí hemos conocido a gente increíble, y eso tiene un valor humano incalculable.

¿Son realmente productivas las contracumbres?

He escuchado a gente criticando las contracumbres porque creen que no son actos productivos, pero los lazos que se crean contribuyen a construir las bases de un movimiento verdaderamente internacionalista. Descubrir posiciones políticas diferentes e intercambiar pareceres sobre temáticas muy variadas favorece el avance global. Vamos sumando las diferentes luchas para localizar las divergencias, pero sobre todo, para ver en qué estamos de acuerdo. Si no sabemos lo que nos une, quedamos divididos, y eso nos debilita.

Por otra parte, las contracumbres sirven para demostrar que tenemos alternativas muy concretas. Tenemos opciones para salvarnos del incendio que supone el Capitalismo. Es un tiempo que no se puede dejar escapar. El G7 toma sus decisiones de manera antidemocrática y eso no puede continuar así.

¿Se podría decir que una de las virtudes de las cumbres es que permiten que organizaciones de diferentes signos se unan para protestar conjuntamente?

Estamos las plataformas G7-EZ! y Alternatives G7!, con las organizaciones que las componen, pero también vienen los chalecos amarillos, que por primera vez van a contribuir de manera formal junto a otros movimientos sociales.

También están los jóvenes vascos que tienen mucho que decir, vienen los de ZAD de Notre Dame des Landes, etc. Sí, es verdad que al final consiguen que nos reunamos, pero no sin dificultades, el Estado francés no nos puso las cosas fáciles, no ha sido sencillo organizar este evento, pero lo hemos logrado a pesar de todo.

¿Por qué cree que las autoridades difunden un mensaje basado en la inseguridad y los posibles altercados?

Porque no quieren ver que, por diversas razones, hay gente muy enfadada mostrando su enfado en el espacio público, y la única respuesta que tienen ante eso es, «¡no salgan a la calle!». Y nuestra posición es justamente decir lo contrario, «¡sí que vamos a salir!». Lo haremos de manera pacífica, pero no nos quedaremos en casa. Vamos a ejercer nuestro derecho democrático a decir lo que pensamos.

Nosotros tenemos un consenso de acción. Nosotros somos los responsables de lo que organizamos, y lo que organizamos es pacífico. Hacemos todo lo posible para ofrecer un espacio pacífico a las personas que quieran participar. Lo que hagan otros en otros espacios es responsabilidad de cada cual, pero nosotros organizamos lo que estamos organizando, es decir, un espacio de protesta no violento y constructivo.

¿Es en ese marco de reivindicación del espacio público donde se sitúa la protesta del 25 de agosto?

Tenemos el derecho civil de desobedecer. Hemos negociado muchas cosas con los representantes del Estado francés para que todo salga bien y no haya incidentes. Al mismo tiempo, nos han coartado nuestro derecho a utilizar el espacio público y hemos tenido que organizar nuestros eventos en espacios privados, pero no estamos de acuerdo y eso lo tenemos que hacer saber.

La desobediencia civil es una manera de protestar no violenta que no amenaza a nadie, pero que muestra que no estamos de acuerdo. Nosotros pondremos todos los medios a nuestro alcance para que esas protestas pacificas se desarrollen de la mejor manera posible.

¿Como van a hacer para garantizar que las protestas transcurran pacíficamente?

Lo primero que hemos hecho es un tremendo esfuerzo de comunicación para explicar que nuestras acciones, tanto la manifestación del día 24, como las concentraciones del día 25, son pacíficas. Lo hemos comunicado largamente. Hemos presentado nuestro «consenso de acción», que dice que nosotros nos opondremos al G7 de manera pacífica, alegre y abierta. Y eso tiene que ser respetado por todas las personas que quieran participar en nuestras acciones.

También hemos puesto en marcha un servicio de mediación por si viene alguien que no ha entendido nuestro plan de acción. Se lo explicaremos de manera educada, le diremos que no es un espacio para la confrontación violenta.

¿Cuánta gente está trabajando en los preparativos de la contracumbre?

No puedo mentir. No lo se, porque somos muchos, pero te puedo decir que somos mas de 200 personas. Por medio de las redes sociales podemos hacer una idea aproximada de la cantidad de gente que puede venir. Nosotros estimamos que habrá unas 2.000 personas en el campamento, 4.000 personas en los debates y talleres, y para la marcha del sábado esperamos unas 10.000 personas.

 

Si tuvieras que escoger alguno de los eventos del programa, ¿cual elegirías?

Si yo fuera un militante que quiere a acudir a las charlas me sentiría frustrado, porque hay tantos debates y tan interesantes, que es físicamente imposible asistir a todos. Es positivo ofrecer un repertorio tan amplio y variado, pero también tiene su lado malo, por lo tanto la próxima vez habrá que emplear más días de contracumbre.