GARA Euskal Herriko egunkaria

Jaizkibel da un paso de gigante hacia un Alarde normalizado e igualitario

La compañía igualitaria Jaizkibel culminó entre aplausos un emotivo desfile que despertó numerosas muestras de solidaridad. Siguió habiendo gestos de desagrado y recursos al plástico negro, pero fueron menos que otros años. El apoyo va a más y el rechazo, a menos.


«Para nosotros poder hacer una valoración como la de hoy, que podamos hacer fiesta, que podamos pasárnoslo bien aunque haya gente pensando diferente es la demostración de que pasito a pasito vamos mejorando. La subida de hoy ha sido preciosa, toda esa gente que ha venido a apoyarnos, a aplaudirnos... ha sido muy muy emocionante. Me quedo con eso». Esta es la valoración que realizó Oihana Etxebarrieta después de capitanear a las más de 600 personas de la compañía igualitaria Jaizkibel.

Ayer era el día grande de las fiestas de Hondarribia y la expectación era mayúscula, pues todavía queda por pelear en favor del derecho a que todos puedan participar en igualdad del acto principal del día, el Alarde. No obstante, no se produjo la tensión de años anteriores, ni el bochornoso espectáculo de los plásticos negros.

Sí hubo, por contra, guiños a estas protestas con chubasqueros negros, alguna pancarta fuera de tono contra las instituciones que avalan un Alarde igualitario y gestos de desagrado de vecinos que volvían la espalda para no ver a mujeres desfilando. En cualquier caso, señales más aisladas que las vividas el año pasado, cuando hubo una crispación importante.

Del otro lado, el desfilar de Jaizkibel se entendió como un paso adelante en favor de la igualdad por parte de miles de personas. Los gestos de apoyo, las pancartas, los aplausos... se multiplicaron por todo el camino. La normalización, por tanto, dio un paso importante. El apoyo a Jaizkibel va a más y los gestos de desagrado, a menos. La velocidad, sin embargo, a la que se produce el fenómeno resulta más pausada de lo deseado. Son ya 23 años de reivindicación del derecho a una participación en pie de igualdad en la fiesta.

Uno de los elementos que estaban sobre la mesa este año era la prohibición por parte del Departamento de Interior del despliegue de los plásticos negros, que recordaban desde Jaizkibel la misma víspera. Pese a todo, el viernes pasado un colectivo de la localidad, Hondarribiko Emakumeak, continuaba chantajeando a la compañía igualitaria con desplegar este material dejando de manifiesto quién está detrás de actos como el que hace doce meses causaron estupor.

El Alarde discriminatorio recorrió las calles poco después de Jazkibel. Alrededor de 5.000 soldados integrantes de veinte compañías, cada una con su cantinera, se dirigieron a la Plaza de Armas, donde realizaron varias descargas de fusilería, y después continuaron empuñando la bandera de la ciudad.

Pronunciamientos políticos

La labor de Jaizkibel recibió un gran apoyo institucional y político. En ese sentido se pronunciaron desde la Diputación de Gipuzkoa y Emakunde. En cuanto a partidos, rompieron una lanza por esta compañía EH Bildu, el PSE y Elkarrekin Podemos. Aunque hubo, una vez más, ausencias clamorosas.

Desde EH Bildu, Juan Karlos Izagirre declaró sobre lo vivido que «hoy es un día para disfrutar, pero no podemos olvidar que todavía no todas las personas pueden disfrutar en igualdad de condiciones». «Las mujeres y los hombres de Jaizkibel tienen que desfilar aparte y sin ningún respaldo de las instituciones públicas. Esta situación es inaceptable», censuró. Para la coalición, es un avance la declaración acordada por todos los grupos del Ayuntamiento pidiendo respeto en las fiestas, pero queda camino por andar. «No ayuda que diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano; el alcalde, Txomin Sagarzazu, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, sigan dando la espalda a hombres y mujeres que quieren participar en la fiesta en igualdad», criticó.

Por su parte, el diputado de Cultura, Denis Itxaso (PSE) señaló que este año hubo «respeto» hacia Jaizkibel y «por lo menos se les ha podido escuchar». No obstante, censuró que «opciones más integradoras como Jaizkibel no pueden estar segregadas por las instituciones». En su opinión, esta compañía ofreció en la mañana de ayer «toda una lección de coraje y civismo».