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Etxerat urge a «acabar de una vez» con las condenas a los familiares

Etxera interpela a quienes mantienen una política penitenciaria de excepción en el Estado español a que muevan ficha y acaben con el sufrimiento que padecen cientos y cientos de familiares de presos. Anunció ayer la convocatoria de un acto de reconocimiento a las víctimas de la dispersión para el sábado 23 de noviembre en Gernika.


El Gobierno español no considera urgente acabar con la política penitenciaria que lleva décadas aplicando a las presas y los presos políticos vascos. Así lo cree Etxerat, que ayer llevó a cabo una perfomance en la Alhóndiga de Bilbo, en la que su portavoz Urtzi Errazkin incidió en el sufrimiento permanente que les está causando y la necesidad de que cese de inmediato ese castigo sobre miles de personas.

«Nos condenan a sufrir la dispersión. Su política penitenciarias es una condena para el familiar y es urgente –insistió– acabar con este sufrimiento». «Resulta insostenible mantener por más tiempo que cientos de familias, miles de personas sufran esta condena», manifestó Errazkin, rodeado de familiares y allegados de presos portando carteles con los lemas ‘‘kondenatua’’ y ‘‘condenadas’’.

La asociación confía en el papel que está jugando la sociedad vasca para conseguir a través de la movilización y el trabajo en común terminar con la política carcelaria de excepción. Su interpelación a quienes son los responsables del alejamiento estuvo acompañada de las vivencias expuestas por los propios familiares, que explicaron qué les supone tener a sus seres queridos a cientos de kilómetros de sus hogares.

Cuatro de ellos dieron testimonio de la realidad diaria que les rodea desde hace décadas. Txemin Bienzobas dijo que a su hijo «le han condenado a no poder visitar a su tío preso en la cárcel de Puerto de Santa María» por la discapacidad que padece. «Si para cualquiera es complicado recorrer por imposición 900 kilómetros de ida y 900 kilómetros de vuelta, para personas mayores, niños, personas enfermas... aún lo es más», señaló, reconociendo que «sería todo diferente si nuestro familiar se encontrara en Euskal Herria». «A mi hijo le han condenado sin juzgarle», lamentó.

Amaiur Iragi confesó que en sus 16 años de vida, «desde que era bebé», no conoce otra cosa. «¿Por qué tengo que sacrificar mis partidos de fútbol, las fiestas de cumpleaños de amigos y amigas? ¿Por qué tengo que perder clases?», preguntó en voz alta. Ella, como otros muchos, quieren visitar a sus padres o a sus madres sin tener que renunciar a su infancia.

«Son muchos años»

Jone Artola recordó que llevan más de 30 años, «fin de semana tras fin de semana», jugándose la vida para estar junto a sus familiares presos. «Son muchos años sufriendo demasiados kilómetros, demasiados riesgos los que corremos en la carretera. Nada ha cambiado. Nos han condenado sin estar juzgados y nuestro delito es ser familiar y quererles», comentó.

Rafa Isasi añadió que su hermano murió por ir a visitar a su amiga presa. «La condena que le impusieron fue la de perder la vida en la carretera», enfatizó. «Mi hermano y las otras 15 víctimas mortales que ha ocasionado esta política de dispersión tienen derecho a ser reconocidas, tienen derecho a la memoria», defendió.

Ayer, precisamente, se cumplieron 37 años de que las tolosarras Rosa y Arantza Amezaga Mendizabal fallecieran en accidente cuando retornaban del juicio a su hermano preso.

A continuación, Errazkin explicó que casi ha habido 1.000 heridos de diferente consideración y 16 víctimas mortales en accidentes en estas tres largas décadas en las que se lleva aplicando la política de dispersión contra los presos vascos. «Tan solo en lo que llevamos de año 13 personas afectadas», desveló el portavoz de Etxerat. Reivindicó la memoria y el reconocimiento a estos 16 familiares fallecidos «para avanzar en la resolución y la convivencia. Para garantizar que no se vuelva a repetir». Su memoria la reivindicarán el sábado 23 de noviembre en un acto de reconocimiento a las víctimas de la dispersión que llevarán a cabo en Gernika.