2019 AZA. 14 EDITORIALA Euskal Herria no es inmune al fascismo EDITORIALA El recuento final de las elecciones del domingo con el escrutinio del voto de los residentes ausentes ha terminado dando al PP un diputado que pierde el PNV. De este modo, los jeltzales se quedan como antes mientras que el PP consigue en Bizkaia a su único diputado en Vascongadas. Este cambio nos señala una realidad que había quedado oculta por el hecho de que las fuerzas de la derecha española no hubiera logrado representación en la CAV: la pervivencia de la ideología de ultraderecha. Y sin negar que Vox lleva esta al paroxismo, nadie en Euskal Herria piensa que PP y Cs sean de centro. El oasis vasco que venden las instituciones es, también desde este punto de vista, una ficción. Este escaño ha aplacado cierta euforia contenida e incluso cierta superioridad moral que se había extendido en nuestra sociedad y que a medio plazo podía resultar bastante peligrosa, ya que solo conduce al autoengaño. Conviene no olvidar que de repetirse los resultados del domingo en la próximas elecciones autonómicas, Vox obtendría representación en la Cámara de Gasteiz. En este contexto, el profesor de la UPV-EHU Igor Ahedo señalaba en las redes sociales que la incertidumbre provocada por la crisis del modelo neoliberal da alas en todo el mundo, y también en Euskal Herria, a los discursos xenófobos, al machismo, al populismo punitivo y a la lógica de la «guerra entre pobres», elementos que se propagan a través de discursos y políticas mal enfocadas. Por tanto, en ningún momento se puede bajar la guardia contra el fascismo. El tratamiento de algunos medios hacen de las ayudas sociales o las ocupaciones, o los intentos de algunos políticos de capitalizar ciertos acontecimientos han de ser sistemáticamente denunciados. Por otra parte, un tejido de relaciones sociales denso –el poderosos movimiento feminista vasco, por ejemplo, ha limitado mucho las reacciones machistas en nuestro país– y unas políticas públicas más justas son los mejores antídotos contra los miedos de los que se alimentan las fuerzas reaccionarias.