2019 AZA. 28 JOPUNTUA Me cago en el amor (patriarcal) Itziar Ziga Escritora y feminista Mujer, ¿acaso no hay mayor prueba de amor que ser asesinada por el hombre con el que decidiste emparejarte porque no puede soportar que decidas dejarle? Chica, pídete un feminicidio como regalo de San Valentín. ¡Mira si te quería, ingrata! Y ya, si te asesina precisamente el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, será además un homenaje. Se llamaba Sara, su novio la mató el pasado lunes 25 de noviembre, con el cuchillo que su abuela había cogido de la cocina para tratar de defenderla. Apuñaló a su nieta delante de ella. Lloro. Ha matado a una mujer y traumatizado a otra de por vida: doblete feminicida. Mientras, todas volvemos a sentir miedo, dolor y rabia, porque nos violentan por el hecho de ser mujeres, de ser identificadas como mujeres; ningún hombre es violentado por el hecho de ser hombre. Eso sí, con la de tíos magníficos que parece haber por el mundo, ¿cómo algunas siguen eligiendo a auténticos capullos? Taradas, tontas, muñecas rotas. La culpa es tuya, chica, no del mundo machista en el que naciste marcada y del que no puedes escapar. Solo nos queda destruirlo juntas, y es en lo que estamos, desde la noche neolítica de los tiempos. ¡Hasta el game over, patriarcado! Estoy hasta el mismísimo de escuchar el reproche mediático: ella no había denunciado. Claro, ¡cómo al Estado se le da tan bien proteger a las mujeres y a sus criaturas en peligro! Y hay machos que no agreden físicamente hasta que matan. Si es que somos culpables cuando nos maltratan, violan y matan. Solo en la violencia machista se culpabiliza a la víctima. Víctima es de las poquísimas palabras castellanas que generaliza en femenino. Por supuesto que el fucking binarismo de género, el heteropatriarcado y su propaganda del amor romántico, son los motores de la violencia machista. Yo me apunto a lo de que todas nos hagamos lesbianas, desgeneradas y queers, como provocación política y como posibilidad sexual. Pero, ojo, no reculpabilicemos sin querer a las mujeres, amen a quien amen, y mueran en manos de quien mueran. Solo en la violencia machista se culpabiliza a la víctima. Víctima es de las poquísimas palabras castellanas que generaliza en femenino