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MOVIMIENTO SOCIAL EN DEFENSA DE LAS PENSIONES PÚBLICAS

Bloqueos y estiércol para el partido de Macron en el tercer asalto sindical

En plena cuenta atrás del periodo navideño, las calles del Estado francés volvieron a dejar patente el amplio descontento que genera la reforma del sistema de pensiones. Baiona acogió una manifestación que sumó a 7.000 personas; además, los huelguistas bloquearon el servicio de autobús y echaron estiércol en un acto de LREM en Angelu.


La tercera jornada de huelga contra la reforma de las pensiones se saldó ayer con un pulso ganado para los sindicatos que, en un balance realizado a media tarde, se congratulaban ya de haber logrado un nivel de respuesta similar a la primera acción movilizadora, la del 5D.

La CGT contabilizó 350.000 personas en la marcha celebrada en París, frente a las 180.000 que se movilizaron el 10 de diciembre. Este sindicato elevó a 250.000 el número de personas que bajaron a las calles en la primera gran jornada por el futuro de las pensiones.

En Baiona, unas 10.000 personas se sumaron a aquella primera jornada, según el balance sindical. Ayer, unas 7.200 personas, de acuerdo a los sindicatos –6.700 siguiendo el cálculo de la Policía–, secundaron la marcha que partió pasadas las 10.30 del barrio de Saint Esprit y que, tras discurrir por el centro de la capital labortana, concluyó ante el Hospital.

Por vez primera desde que comenzara el pulso contra la reforma de las pensiones, el sindicato mayoritario en el Estado francés y también en Euskal Herria, la CFDT, secundó la protesta. Con todo, esta central marcó una posición propia.

Así lo explicitó su responsable en Euskal Herria, Michel Larralde, en entrevista con Mediabask: «Nuestro sindicato no se opone a la reforma de las pensiones; de hecho, se ha mostrado favorable a esa reforma desde 2003 pero, con la decisión de poner una edad de referencia a 64 años, para nosotros se ha cruzado una línea roja».

De ahí que la CFDT puntualizara que no forma parte del frente sindical que pide la retirada del proyecto de reforma, sino que aspira a modificar su contenido.

Michel Larralde dejaba constancia así de la vocación de su sindicato de seguir participando en el diálogo con el Gobierno, que por boca del primer ministro, Edouard Philippe, el lunes emplazó a retomar las conversaciones a los agentes sociales, a los que recibirá entre hoy y mañana en Matignon.

Modular ante la CFDT

Cara a esa ronda, lo lógico es pensar que París modulará su posición lo suficiente como para recuperar a la CFDT para la mesa de concertación sobre una reforma que, hoy por hoy, sólo secunda la patronal Medef. A ese hándicap se suma la caída de “Monsieur Retraite”, el alto comisario para las pensiones, cuya renuncia debió aceptar el presidente galo, Emmanuel Macron, el lunes ante la avalancha de revelaciones sobre las actividades paralelas que desarrollaba Jean-Paul Delevoye.

En ese contexto, Larralde estima que «es más difícil ser de la CFDT que formar parte de una organización que se opone a todo», aunque advierte que «sentarse en la mesa de negociación no implica aceptar que a uno le pisen el pie».

La CFDT mantiene discrepancias en cuestiones como la valoración de la penosidad de los puestos de trabajo en el nuevo sistema universal por puntos, pero, en sus mensajes al Ejecutivo, este sindicato ha dejado claro que una reconsideración del alargamiento de la edad de jubilación podría permitir reconducir la ruptura que escenificó ayer manifestándose.

Con todo, la protesta, en lo que afecta a Euskal Herria, arrancó horas antes de la manifestación que se cerró con un acto de reconocimiento a los trabajadores de hospitales, en huelga contra la reforma que recortará los efectivos del sector.

Así, antes de las seis de la mañana, un piquete, integrado por militantes de LAB y CGT, al que se sumaron jóvenes de Aitzina, cortó los dos accesos a la estación de Chronoplus, en las afueras de Baiona, lo que provocó que hasta media mañana solo funcionaran cuatro líneas de autobuses y una sola del Tram’Bus. En lo que afecta al aeropuerto de Biarritz, cuatro de los vuelos que enlazan el aeródromo de la costa labortana con París debieron de ser suspendidos.

La afección del paro se hizo sentir de manera especial en el servicio de ferrocarril. La compañía SNCF informó de que ayer solo circularon uno de cada tres TGV; en los servicios regionales, la compañía aseguró, recurriendo en muchos casos a autocares, cuatro de cada diez trayectos. En cuanto al transporte metropolitano en París, el paro que mantiene de forma indefinida los trabajadores de RATP hizo que ocho líneas del metro estuvieran cerradas ayer.

La jornada se tradujo en un nuevo calvario para miles de personas, confrontadas a largas esperas para poder desplazarse en la capital y, en el caso de los residentes del extrarradio parisino, a kilométricos atascos.

Para hoy, los ferroviarios cuentan con seguir con el paro, para hacer presión en la olla con vistas al próximo fin de semana, que marca la salida hacia las fiestas navideñas. En colofón a la jornada de ayer, no dudaron en dejar su carta de presentación al partido de Macron, la LREM, que celebraba un acto vespertino en Angelu y a cuyas puertas arrojaron estiércol.