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JOPUNTUA

Un cálculo complejo


El PNV sigue deshojando la margarita en busca de la fecha que mejor se adapte a sus intereses electorales. Es potestad del lehendakari hacerlo, por lo que no hay mucho que protestar, salvo la queja por someternos a una precampaña de duración incierta. Hasta la más nimia ventosidad política va a ser analizada a través del filtro electoral en los próximos meses en la CAV. Es lo que hay.

Las elecciones primaverales parecían estar cantadas, pero la impredecible trayectoria de Torra se ha cruzado en la de Urkullu, posibilitando la coincidencia electoral. Que se dé está en manos del lehendakari, cuya calculadora estará echando humo. ¿A quién beneficia esta sincronización vasco-catalana?

De saque, y vista la dinámica cainita de los partidos catalanes, así como la ausencia de hoja de ruta, uno podría pensar que el PNV puede salir beneficiado de la coincidencia. Es decir, que ante la desorientación catalana, puede venderse como el partido de orden que es. «Tranquilos, con nosotros nunca ocurrirá algo así».

Este cálculo sería automático si en Catalunya existiese una fuerza como el PNV. Pero no la hay, por mucho que Ortuzar busque con Junqueras la complicidad que rehuye en Madrid con EH Bildu. No es fácil hacer el cálculo; la aceleración independentista incomodó tremendamente a los jeltzales, pero la descomposición del proceso catalán no refuerza su posición, sino la de aquellos que niegan que el futuro de Euskal Herria o de Catalunya pueda decidirse democráticamente. Y en ese marco, los beneficiarios de la coincidencia pueden no ser aquellos que optaron por ponerse de perfil, aguantando su posición como si nada a su alrededor hubiese cambiado.

No hacia falta que se muriese José Luis Cuerda para traer a colación “Amanece que no es poco”, pero al pensar en la posición del PNV uno no puede evitar acordarse del pastor negro que andaba en zig-zag «porque así se tarda más en hacer el recorrido», y que en una escena solitaria recita: «Anda que no debe estar bonito esto, las cabras ahí quietas y yo aquí de perfil como un masai, ¡y no viene nadie a verme!».