2020 MAR. 04 GAURKOA La renuncia a EiTB en dos folios Jasone Agirre Exparlamentaria y cabeza de lista de EH Bildu por Bizkaia Nunca olvidaré la primera película que vi en euskara. Fue en ETB 1, probablemente en 1983, cuando Euskal Telebista acababa de empezar sus emisiones. Recuerdo que lo que más me llamó la atención fue escuchar en euskara a un chico negro, protagonista de la película, porque en aquella época en Euskal Herria vivía muy poca gente de raza negra. Pero también recuerdo que entonces sentí por primera vez que el euskara servía también para entretener más allá del ámbito del hogar y la escuela, que tenía estatus suficiente para ser utilizado en un medio como la televisión. Que el euskara tenía entidad propia, que también nosotras éramos quién. Prestigio, en una sola palabra. Además, entonces empezamos a conocer historias de los distintos lugares de Euskal Herria, a vernos y reconocernos en aquel nuevo canal, a saber unas de otras. Porque para eso se creó Euskal Telebista: para fortalecer nuestra lengua, nuestra cultura, nuestra identidad como país. Al menos ese era el mandato que le había dado el Parlamento de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Aquel día no hubiera podido ni soñar que trabajaría allí a los pocos años, y encantada además. Le debo mucho a ETB. Y le tengo mucho cariño. No podría ser lo que soy sin tener en cuenta todos los años que he estado allí. Y me atrevería a decir que tampoco este pueblo sería como es hoy en día si en su momento no se hubiera creado ETB. Por supuesto, la de ETB no ha sido tarea fácil. Yo misma, por ejemplo, he sido testigo del trabajo que se ha hecho en los informativos; he visto cómo se crea un lenguaje propio, un estilo, una forma de hacer. Y lo mismo en muchos otros ámbitos, con mucho trabajo, con la fuerza de muchas personas, tanto trabajadoras como responsables de las distintas áreas, Euskal Irrati Telebista ha ido avanzando, transformándose, adaptándose a los nuevos tiempos, a lo que ha sido la revolución del mundo audiovisual. Primero aparecieron cientos de cadenas de televisión, luego internet abrió la puerta a miles de contenidos, la forma de consumir productos audiovisuales ha cambiado. Los informativos han perdido la exclusividad que tenían antaño y ahora tienen que competir con diferentes fuentes de información. Las audiencias han descendido y, en consecuencia, se han reducido los beneficios provenientes de la publicidad. El trabajo se ha digitalizado y la organización anterior no sirve. Algunas formas de gobernanza también han quedado obsoletas. El euskara se ha convertido en el único elemento diferencial de EiTB a la hora de competir. Por todo ello, en febrero de 2017 el Parlamento de la CAV creó la ponencia que se iba a encargar de elaborar una propuesta para una reforma integral de EiTB. En esa ponencia he trabajado en nombre de EH Bildu junto con representantes del resto de partidos. Dado su carácter de ponencia, en ella hemos trabajado a puerta cerrada, ganando en el terreno de la confianza, pero perdiendo en transparencia. Nos pusimos manos a la obra e hicimos un gran esfuerzo por nuestra parte para que fuera un proceso participativo, aunque al final no lo fue en la medida en que nosotras considerábamos necesario. No obstante, más de 1.000 personas participaron en las encuestas internas y externas y focus group realizadas por la UPV y Euskalit, y 900 más respondieron a la encuesta sobre medios de comunicación realizada por el Sociómetro en enero del año pasado. Además, más de veinte personas expertas han pasado por la ponencia para presentar sus propuestas y reflexiones para esa reforma de EiTB. Tres años de trabajo, cientos de horas y miles de folios… Con toda esa información, con todas las opiniones, superados los plazos previstos, pasamos a la fase final, a la elaboración de las conclusiones, una labor que le correspondía a la presidenta de la ponencia, del PNV. Por lo tanto, dejamos en sus manos el dictamen, la redacción de las principales conclusiones. Recibimos el dictamen el pasado diez de diciembre. Diez conclusiones. Dos folios. La cantidad es lo de menos porque una sola línea puede traer consigo una revolución, pero, lamentablemente, no es el caso de este informe. Primero nos quedamos atónitas, después de leerlo otra vez, indignadas. Indignadas porque es una falta de respeto al Parlamento, a la ciudadanía, a las y los expertos que han participado y propuesto medidas en la ponencia, al sector audiovisual, a la plantilla de EiTB. Una falta de respeto y un insulto a la inteligencia. Dos folios, diez conclusiones, pero ni una sola que implique algún cambio. Ni siquiera un indicio. Nada de ideas nuevas ni, por supuesto, de atrevimiento. Son conclusiones para perpetuar lo de siempre, estériles, inservibles para la transformación que tanto necesita EiTB. No creemos que haya sido por dejadez. Es peor. Ese dictamen demuestra que el PNV no tiene intención de cambiar nada, que quiere dejar EiTB tal y como está, en vez de adaptarse a los nuevos tiempos como han hecho en otros países europeos. Nos han vuelto a ofrecer conformismo, pero nosotras no nos podemos conformar, no al menos en EH Bildu, porque creemos que nos merecemos un medio de comunicación público que asuma riesgos, que sea de calidad, que esté siempre dispuesto a mejorar, con ilusión. Por eso, con todo lo recogido en la ponencia hemos elaborado nuestra propuesta para un nuevo modelo de EITB, con medidas concretas. Porque es posible, pero sobre todo porque es necesario un medio de comunicación público que nos haga sentir orgullosas a todas las personas de este país. Ha terminado el tiempo de la reflexión permanente, ha llegado el momento de actuar. Ese dictamen demuestra que el PNV no tiene intención de cambiar nada, que quiere dejar EiTB tal y como está