2020 MAR. 26 GUTUNAK Covid-19 y la soberanía alimentaria RAMÓN ROA BAñALES Baserritarra y miembro de Bionekazaritza Estamos viviendo una situación muy excepcional, y por ello es importante reflexionar sobre cómo se está gestionando la alimentación. Las grandes distribuidoras que justo antes de este embrollo estaban siendo cuestionadas por el abuso de poder que tienen sobre las familias campesinas que producen alimentos han encontrado, con mucha ayuda eso sí, la manera de hacerse protagonistas indispensables de la soberanía alimentaria, dejando una vez más al margen a todas esas familias que de verdad son las artífices de que haya comida, de garantizar la seguridad en la alimentación de las personas en todo momento, no solo ahora. Parece mentira cómo con ayuda de medios de los comunicación y del Estado, la gran distribución es vista por la mayoría de la población como la que hace que se pueda alimentar con garantías, cuando no han producido ni uno de los alimentos que vende, y agricultores y campesinas hayan desaparecido del ideario popular. De hecho, lo más curioso es que en esta crisis, las únicas cosas que se han prohibido en cuestión alimentaria sean los mercados populares a los que miles de campesinos llevaban sus productos, y tengamos que volver una vez más a reivindicar nuestro espacio para que nos dejen comercializar nuestros alimentos directamente, y no obligándonos a venderlos a aquellos que nos explotan día a día. No dejemos que el protagonismo de la alimentación se lo lleven esos empresarios que nunca han cogido una azada, nunca han sembrado un grano, nunca han pastoreado un animal. No dejemos que se convierta en un negocio y en un lavado de cara sin precedentes de todos esos que hasta hace menos de un mes estaban siendo tan cuestionados. Es hora de poner sobre la mesa que la soberanía alimentaria pasa por los y las campesinas, además de pequeños productores que todos los días trabajan para que no falte lo más básico, porque si básica es la sanidad, mas básica es la alimentación. Es por ello que exigimos la re-apertura de los mercados de productores tradicionales y la seguridad de que podamos ofrecer nuestros alimentos a esas familias que siempre han confiado en nosotras. Seguimos y seguiremos sembrando y cuidando para que no falte el alimento. La historia nos dice que tendremos que seguir luchando para reivindicar un espacio en un ideario colectivo que día a día se separa más del campo.