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La salida y las acusaciones de Moro ponen contra las cuerdas a Bolsonaro

La dimisión del ministro de Justicia de Brasil, el exjuez Sergio Moro, acompañada de graves acusaciones contra el presidente del país, Jair Bolsonaro, ha puesto en aprietos al líder ultraderechista. Ya investigado por una manifestación golpista y con una cuestionada gestión de la pandemia, Bolsonaro se ve ahora bajo la lupa de la Fiscalía, además de la que ha puesto la Policía Federal –que según Moro, intentó controlar– sobre sus diputados afines e hijos.


El ministro estrella de Jair Bolsonaro, Sergio Moro, el exjuez que encarceló a Luiz Inazio Lula da Silva y le impidió participar en unas elecciones en las que era favorito, pone ahora contra las cuerdas al presidente brasileño que le llevó al Gobierno.

El ministro de Justicia y Seguridad Pública no se ha ido en silencio, sino con graves acusaciones que han puesto a Bolsonaro en el foco de la Fiscalía. Moro denunció una tentativa de «interferencia política» en la destitución del jefe de la Policía Federal (PF) por parte del presidente ultraderechista.

La dimisión y acusaciones de Moro aumentan la presión sobre el presidente, ya investigado por participar en una manifestación golpista el pasado fin de semana.

Además llega tras el cese de otro ministro clave, el de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta, en un momento en que la pandemia del coronavirus ha afectado ya a más de 53.000 personas y causado más de 3.700 muertos de Brasil.

«El presidente me dijo que buscaba un nombre (en la Policía Federal) que pudiese llamar, pedir informaciones, informes de inteligencia. Y realmente no es el papel de la Policía Federal dar ese tipo de información. Las investigaciones tienen que ser reservadas. La autonomía de la Policía Federal es un valor fundamental que tenemos que preservar dentro del Estado de derecho. Es algo que no entendí apropiado», explicó Moro.

Añadió que decidió dimitir después de que Bolsonaro destituyera por su cuenta «sin ninguna razón técnica» al director de la Policía Federal, que depende del Ministerio de Justicia. «El presidente me prometió carta blanca para nombrar a todos mis asesores y a los responsables de los organismos del Ministerio y lo dijo públicamente», pero «lamentablemente no ha cumplido», afirmó. Fue más allá al señalar que no firmó el decreto mediante el cual se cesó al director de la PF, y que fue publicado con su rúbrica. Bolsonaro respondió tachando las acusaciones de «infundadas» y negó cualquier tipo de intromisión. Acusó además al exjuez de pedirle un puesto en la Corte Suprema a cambio de aceptar el cambio en la cúpula policial. Moro contraatacó con otra vuelta de tuerca y el viernes envió al telediario del grupo Globo, el de mayor audiencia del país, una parte de una presunta conversación privada con el mandatario para demostrar su intromisión, en la que el presidente recuerda las investigaciones de diputados como «un motivo más para el cambio».

La Policía Federal avanza además en investigaciones a dos hijos del presidente, acusados de divulgar noticias falsas y de presuntos fraudes.

El fiscal investiga a Bolsonaro

Las graves acusaciones de Moro han llevado al fiscal general de Brasil, Augusto Aras, a solicitar a la Corte Suprema la apertura de una investigación para esclarecer si Bolsonaro cometió delitos de falsedad ideológica, coacción, prevaricación u obstrucción a la Justicia, entre otros.

Aunque añadió que, si no se prueba, la declaración del exministro podría constituir un delito de «denuncia calumniosa» por parte de Moro.

Otro revés para el presidente ultraderechista será hoy la liberación del acceso al libro “De cadete a capitán” sobre el proceso en el que Bolsonaro fue absuelto en la década 80 en un caso sobre preparación de atentados.

En esta crisis tampoco hay que desdeñar la ambición del exjuez, que cuenta con una gran popularidad y del que se ha apuntado una posible candidatura a la Presidencia. Moro ha sido muy criticado por el abuso, de las prisiones preventivas, de las delaciones premiadas y en la filtración de casos a la prensa para conquistar a la opinión pública. El pasado junio, mensajes revelados por el portal The Intercept Brasil pusieron en duda su imparcialidad al juzgar a Lula, ante los que ayer Bolsonaro le recordó su apoyo.

 

Peticiones de juicio político en el Congreso

Además de la investigación de la Fiscalía, Jair Bolsonaro se enfrenta al menos a 24 peticiones de «impeachment» en el Congreso, con pocas posibilidades, pero que revelan una situación cada vez más frágil del ultraderechista. Varios políticos aumentaron la presión. El gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria (del derechista PSDB) calificó la salida de Moro de «golpe a la justicia, a la libertad y a la democracia de Brasil» y lamentó que «nuestro país tenga que luchar contra dos virus, el coronavirus y el que está en el Palacio de Planalto en Brasilia», añadió. El expresidente Fernando Henrique Cardoso, del mismo partido, pidió la renuncia de Bolsonaro para ahorrar un «largo proceso de ‘impeachment’». «El presidente está cavando su tumba», aseguró. Por su parte, la expresidenta Dilma Rousseff reprochó a Moro que «si tuviera un 10% de la sinceridad que intentó transmitir en su declaración contra Bolsonaro, su exjefe, habría aprovechado y pedido disculpas al pueblo brasileño por todas las mentiras que contó sobre Lula».GARA