La tasa covid, la primera piedra para armar el futuro

Superado el punto álgido de la pandemia ya han comenzado a flexibilizarse algunas de las medidas excepcionales tomadas para controlarla. Llega por tanto el momento de empezar a diseñar cómo se debe afrontar el futuro de nuestro país. Con intención de abrir ese debate, EH Bildu hizo público ayer un plan de emergencia que, entre otras medidas, plantea establecer una tasa covid, esto es, un recargo temporal sobre los beneficios extraordinarios de las empresas y sobre los grandes patrimonios que proporcione a las instituciones recursos para superar la precaria situación actual.

No es la primera vez que se plantea un tributo de esta naturaleza en nuestro país. Ya hubo un impuesto extraordinario también temporal para abordar las pérdidas que ocasionaron las terribles inundaciones de agosto de 1983. La tasa propuesta por EH Bildu afecta a aquellas personas que poseen grandes patrimonios y, por tanto, una mayor capacidad para aportar al bien común. Esa contribución sigue, además, la lógica económica que señala que los impuestos sobre la propiedad son los que menos debilitan la actividad económica, ya de por sí bastante afectada. Sin embargo, Maddalen Iriarte también subrayó que un impuesto de estas características debería abrir la puerta a una revisión del actual sistema fiscal. Y es que, como se ha denunciado reiteradamente desde diversas instancias, la presión fiscal en Euskal Herria es bastante inferior a la media de la Unión Europea. Y esos menores recursos públicos y los grandes recortes en gasto social han debilitado nuestros sistemas públicos para hacer frente a la pandemia.

Si alguna lección ha dejado esta crisis es que esos pequeños ahorros en prevención, más propios de avaros que de estadistas, han descapitalizado la sanidad pública. Así, cuando ha habido que afrontar una emergencia, han provocado enormes pérdidas económicas. Un buen punto de partida para empezar a diseñar ese futuro bien podría ser la idea de que el gasto social siempre es inversión.