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Apertura de fronteras con «burbujas regionales» y «corredores turísticos»


Europa prepara una apertura de fronteras asimétrica, con acuerdos bilaterales o entre grupos reducidos de países, con la vista puesta en una apertura mayor a partir del 15 de junio y con el objetivo declarado de revitalizar el turismo.

Pero a esa apertura le preceden cuarentenas a los visitantes en varios estados, en un difícil encaje de protegerse frente a la epidemia y hacer que los viajeros superen un miedo al virus que augura un auge del turismo doméstico.

Después del cierre de fronteras generalizado durante semanas, la evolución de la pandemia en algunos países, pero sobre todo la llegada del verano y el deseo de revitalizar el sector turístico, ha comenzado a modificar las restricciones de movimiento que habían acabado, de facto, con el «espacio Schengen». En un continente donde la industria turística representa el 10% del PIB, la Comisión Europea ha planteado una «desescalada» por fases y con «corredores seguros» entre países con situaciones similares.

En la fase 1 se empezarían a eliminar obstáculos y estaría garantizado el desplazamiento entre regiones y países con bajos niveles equiparables de contagio, para en la 2 levantar todos los controles y recuperar la «normalidad», siempre teniendo en cuenta la situación epidemiológica de cada zona, con recomendaciones de seguridad y dando prioridad al tránsito entre áreas clave de actividad turística.

Y es que la propia Comisión tiene muy en cuenta que la facturación del sector turístico en la UE caerá este año un 50% por el coronavirus. En el caso de turoperadores y agencias de viaje, la caída puede ser del 70% y en aerolíneas y cruceros, del 80%. Pero Bruselas, que plantea que el criterio para levantar los controles no debe ser la proximidad geográfica sino «las situaciones epidemiológicas comparables», carece de competencias en salud o gestión de fronteras, por lo que la decisión está en manos de los Estados, que dibujan ya sus propios planes.

Con acuerdos reducidos, como Austria, que ha organizado un grupo que se declara «países inteligentes» por su gestión de la pandemia para crear «corredores seguros». Australia, Nueva Zelanda, Israel, Dinamarca, la República Checa y Grecia y Singapur forman parte del mismo.

Alemania busca acuerdos

El Gobierno alemán empezó el viernes a levantar los controles fronterizos que había implantado el 15 de marzo, con el objetivo de eliminarlos a partir del 15 de junio en todo el espacio Schengen. Y lo hizo con acuerdos con varios grupos de países. Los controles quedarán en primer lugar prácticamente anulados en las fronteras con Luxemburgo y Dinamarca, además de Países Bajos y Bélgica, con los que nunca llegaron a implantarse. Con el Estado francés, Austria y Suiza se reducirán progresivamente a controles puntuales, hasta su total desaparición.

En cuanto a otros países, Berlín ha comenzado a explorar posibles «corredores» con algunos destinos turísticos, como el Estado español, Italia, Bulgaria, Malta, Grecia, Chipre, Eslovenia, Portugal y Croacia.

Ayer mantuvo la primera reunión telemática con ellos para ir abriendo fronteras de forma coordinada, aunque las medidas concretas empezarán a implementarse la próxima semana.

En cualquier caso, levantar las restricciones depende de los lander. El estado de Renania del Norte-Westfalia se adelantó al resto y las levantó ya desde el viernes para los viajeros de la UE, así como de Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza. Renania-Palatinado y el País de Sarre, adoptaron medidas similares.

Italia abrirá a partir del 3 de junio sus fronteras con sus socios de la UE sin necesidad de tener que guardar cuarentena, los viajeros solo estarán limitados por las medidas estatales de sus países de origen. También ha abierto la movilidad entre las regiones, que habían presionado para acelerar la reapertura.

Grecia, acuerdos bilaterales

Grecia tiene también prisa por abrir fronteras y quiere postularse como destino prioritario y seguro para los turistas europeos este año. Así, con un 30% del PIB dependiente del turismo, esgrime su gestión de la pandemia para cerrar acuerdos bilaterales con Bulgaria, Chipre, Austria, República Checa y Dinamarca y algunos extracomunitarios, como Israel o Australia.

El plan gubernamental prevé que toda persona que entre en Grecia debe disponer de un documento emitido en las 72 horas previas a su viaje que confirme que no está contagiada de covid-19 y que cuenta con anticuerpos. Cada hotel que abra deberá contratar un médico y, además, en cada distrito habrá un alojamiento de este tipo no operativo destinado a trasladar a los posibles casos de coronavirus que se declaren para pasar allí la cuarentena.

Por su parte, las tres repúblicas bálticas reabrieron el pasado viernes sus fronteras internas creando una especie de «micro área Schengen», con la esperanza de recuperar su sector turístico. «Es un paso maravilloso», se felicitaba Janis Pinnis, de la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Letonia. Pero recordó que la demanda local y los visitantes de Lituania y Estonia solo representan el 25% de la capacidad hotelera total, y que esperan, sobre todo, a los visitantes escandinavos, alemanes y rusos.

A su vez, los lituanos recuerdan que la mayor parte de sus turistas llegan de EEUU, Alemania y Australia, desde donde no hay vuelos. Tampoco Estonia espera un gran empuje por la apertura a Letonia y Lituania y mira a Finlandia, que supone más de la tercera parte del total de ingresos turísticos.

Suecia –con una estrategia frente a la pandemia a contracorriente– se ha fijado también el 15 de junio como fecha para abrir sus fronteras aunque permitirá la entrada de ciudadanos procedentes de países de la UE, así como de Noruega, Suiza, Islandia o Liechtenstein.

Noruega mantiene hasta el 20 de agosto su recomendación de no viajar al extranjero y el Gobierno ya ha pedido a sus ciudadanos que planifiquen sus vacaciones en el país. No obstante, prevé revisar las medidas, con la posibilidad de acuerdos previos con otros países nórdicos que el 20 de julio podría ampliar a otros territorios cercanos, como Alemania o los países bálticos.

Por su parte, Islandia abrirá el 15 de junio la isla al turismo y hará test PCR gratuitos a todos los visitantes.

Pero antes de todas estas aperturas graduales, Europa está viviendo un proceso inverso que endurece el acceso a varios países. La Comisión Europea no las ve necesarias cuando se abran corredores entre regiones y países con situaciones sanitarias y de protección similares.

Aun así, personas procedentes de otros países que lleguen al Estado español deben someterse a una cuarentena de 14 días.

Como respuesta recíproca, el Gobierno francés, aunque la considera ineficaz, ha decidido aplicar una medida equivalente a todos los turistas españoles.

Irlanda también se ha apuntado a la medida de la cuarentena de 14 días para viajeros, en la que están incluidos los británicos pero no los norirlandeses.

Un deseo de atraer turismo sin perder protección que lleva a mensajes contradictorios como el de Eslovenia, que tras dar por terminado el brote de covid-19 y anunciar la reapertura de fronteras a los ciudadanos de la UE el 31 de mayo, matizó luego que no será así y que empezará con medidas bilaterales con sus vecinos, Italia, Austria y Hungría.