2020 MAI. 22 JOPUNTUA Elecciones con calzador Alvaro Reizabal Abogado Que las elecciones autonómicas se iban a celebrar en julio por los santísimos atributos del lehendakari del tercio autonómico era un secreto tan a voces que hasta los paneles antes tan disputados por todos los partidos para colocar su propaganda, y, que ahora apenas sirven para hacerse la foto inaugural de la campaña con la «tradicional pegada de carteles», llevaban ya instalados al menos en los lugares habituales de Donostia desde hace muchos días. No es fácil de entender esta obsesión por la contienda electoral en una situación como la que vivimos, a no ser que se calcule que el coste electoral del confinamiento por la pandemia y otros problemas como la irresuelta crisis de Zaldibar, sobre la que Europa ha puesto el ojo, aconsejen una huida hacia delante cueste lo que cueste. El caso es que ahora que se suspenden todas las fiestas, desde los sanfermines a las semanas grandes pasando por los sanmarciales y las que aun caerán, la única que parece va a poder celebrarse, y, según dice Urkullu con todas las garantías, es la Gran Fiesta de la Democracia. No me gustaría estar en el pellejo de los que les toque estar en una mesa electoral durante un montón de horas en un espacio cerrado, con gran afluencia de público y, con la práctica imposibilidad de mantener la distancia de dos metros. Tampoco es plato de gusto ir a votar en esas condiciones, pero para eso ya tienen solución: promocionar intensivamente el voto por correo. Claro que para votar por correo hay que acudir personalmente en dos ocasiones a la estafeta y en fechas electorales las oficinas suelen estar atestadas de gente, y hay que aguantar colas de horas. ¿Les convendrá la abstención? Pero para todo tienen un remedio: la mascarilla. Antes no había y se vendían a precio de estraperlo. Como eran un chollo, todos a importar y fabricarlas, y, ahora, que sobran, hay que usarlas en todas partes, incluso los niños, que antes nos decían que no se contagiaban. Y en ese ambiente de covid-19, los presos encerrados y, algunos apaleados y en huelga de hambre y sed. Altísimo riesgo. No me gustaría estar en el pellejo de los que les toque estar en una mesa electoral durante un montón de horas en un espacio cerrado con gran afluencia de público