Un equipo que no arranca tras el parón

La Real no solo ha sumado un punto en los dos partidos jugados tras el parón, lo peor es la sensación de que no arranca tras el parón, con un solo gol marcado y muy poco juego ofensivo. Los cuatro cambios que introdujo ayer Imanol tras encajar el gol para buscar una reacción mientras Asier Garitano no realizaba ninguno hasta los últimos diez minutos reflejan lo que fue el partido, con muchas similitudes con el anterior.

La Real ha tenido además la mala suerte de enfrentarse a los dos entrenadores que la han dirigido y mejor la conocen, que han sabido anular sus poderes ofensivos con unos sistemas diferentes, pero con el mismo objetivo de juntar ocho jugadores en pocos metros para impedir que Odegaard y los delanteros recibieran el balón. Además los dos sacaron sus mejores equipos ante la Real y la neutralizaron. Si Osasuna estuvo más cerca de la victoria en el Reale Arena, ayer el Alavés fue un justo vencedor porque los de Imanol no consiguieron superar nunca el planteamiento de Asier Garitano. Tuvieron más el balón, pero en zonas en las que no inquietaban al Alavés. Se volvió a confirmar que si Odegaard no entra en juego la Real es menos equipo –ayer tampoco estaba Merino– y Willian José, Oyarzabal y Januzaj apenas recibieron balones. La posesión la acumularon los jugadores más retrasados y apenas llegó el balón a los de más calidad, lo que implica que la Real haya tenido problemas para imponer su fútbol. Le gusta jugar en campo rival, tener el control del partido y del juego, presionar arriba y nada de eso lo ha podido hacer ante Osasuna y Alavés, que han impuesto su juego. Cuando se lleva tanto tiempo sin jugar es más fácil destruir que proponer y lo que está claro es que la Real no ha recuperado la fluidez y no ha encontrado a sus referencias mientras que el Alavés buscó el juego directo con Joselu, que se impuso a los centrales de la Real en esas disputas para conseguir que el balón estuviera donde quería Asier Garitano, más cerca de la portería de Remiro que de la de Roberto.