2020 ABU. 17 JOPUNTUA La ciudad de postal se ha constipado Agustín Goikoetxea Periodista No hay duda de que, al menos, 2020 será un año que se recordará. Pocas son las personas a las que el dichoso virus no ha alterado. Pendientes de la evolución de la pandemia, conscientes de nuestras debilidades y miserías, cada humano trata de buscar algo inmaterial a lo que asirse para mantener la cabeza fría, ya que las alternativas terrenales desesperan. No resulta sencillo sabiendo de nuestra manifiesta fragilidad. Terreno abonado para variopintas profecías y profetas, algunos con teorías que nos muestran hasta qué punto la mente humana es capaz de elucubrar para acabar en algunos casos adentrándose en el campo de la siquiatría. Conspiraciones de toda índole proliferan gracias al miedo atroz que día a día nos están inoculando. En este escenario de crisis, quedan al desnudo nuestras carencias individuales y colectivas. Estamos tocados como lo está nuestra economía. En el caso de Bilbo, el «efecto Guggenheim» está constipado, con evidentes muestras en el cierre de establecimientos comerciales, hoteleros y hosteleros que forman parte del decorado levantado para recibir a miles y miles de turistas, que no los hay, ni habrá a corto plazo. En esa coyuntura, ¿cuál es la solución? Una, a mi parecer nada descabellada, es redimensionar ese gran parque de ocio en que nos embarcaron y optar por una diversificación de actividades, que las hay y no solo en el ámbito especulativo. Muchas lecciones debemos sacar todos de lo que estamos viviendo, los primeros aquellos que sacaron pecho cuando el titanio de la pinacoteca construida por Frank Gehry brillaba y ahora se esconden a la espera de que escampe el temporal. El covid-19 tiene parte de responsabilidad en lo que nos ha tocado vivir como la tienen quienes han dibujado un modelo de ciudad, donde cada día bajan más persianas de negocios para no levantarse, las colas de personas en búsqueda de algo que llevarse a la boca crecen y qué decir de los desempleados. Necesitamos una vacuna pero también rediseñar el modelo de ciudad. Estamos tocados como lo está nuestra economía. En el caso de Bilbo, el «efecto Guggenheim» está constipado, con evidentes muestras en el cierre de establecimientos comerciales, hoteleros y hosteleros