2020 URR. 03 DOCUMENTAL SOBRE LA BASE DEL INFORME DE PACO ETXEBERRIA «El sonido del crack», crowdfunding para arrojar luz sobre la tortura invisible El equipo de Paco Etxeberria lo puso en blanco sobre negro y el de Ander Iriarte lo llevará a las pantallas, situando el foco sobre un prisma nuevo: el impacto de la tortura moderna, sicológica o invisible es tal que «muchos torturados no se sienten a sí mismos como tales». Una campaña de crowfunding se activa en días para contribuir al rodaje. Ramón SOLA OIARTZUN El informe del equipo de Etxeberria encargado por Lakua detalla ya 5.000 personas torturadas. Es una cifra enorme, una barbaridad, pero aun así el cineasta oiartzuarra Ander Iriarte tiene claro que se queda corta. Y es que en su viaje de cinco años ya por esta dolorosa lacra ha interiorizado una peculiaridad llamativa: la «tortura moderna, tortura sicológica o tortura invisible de estas últimas décadas provoca que muchas de sus víctimas no se vean como personas torturadas». Para entenderlo mejor no tuvo que ir muy lejos; estaba en casa. Como muestra el avance de este trabajo, su aita (Joxe Iriarte, Bikila) es una de esas personas. Se percibe leyendo el pasaje de sus memorias de activismo político (‘‘Borrokaren gorrian’’) en el que narra su paso por comisaría. Ander Iriarte ligó fácilmente el testimonio paterno con lo escuchado al siquiatra Pau Pérez en el congreso posterior a la presentación del informe del Instituto Vasco de Criminología. Pérez detalló allí cómo muchas personas dicen que a ellas no les torturaron porque en realidad no les pegaron mucho. O no les pusieron electrodos. O no les hicieron la «bañera»... Iriarte ubicará la cámara en este punto de vista. El guión, el equipo, la producción (Mirukotana, Irusoin, Gastibeltza; una colaboración «marca de calidad»)... están listos. Falta el crowdfunding que se pondrá en marcha este próximo jueves 8 de octubre para dar impulso al rodaje. El resultado, en 2021. . El efecto «Itziarren semea» Ander Iriarte hará de guía del espectador en este camino; la senda a seguir, el informe del IVAC. «¿Y qué nos dice ese trabajo? –explica a GARA el documentalista–. Si tomamos todas las detenciones en el Estado español y cuántos casos de tortura hay, quizás no sea algo sistemáticamente, pero si lo aplicas a un sector determinado de Euskal Herria sí que lo es». En paralelo a la sistematización llega algo más siniestro: el perfeccionamiento de la técnica. «Tras la II Guerra Mundial, cuando en las décadas de los 50 y 60 la tortura se prohíbe, quienes la usan tienen que hacerla invisible, y entonces pasa de tortura física a síquica. Y con el tiempo vemos que es peor así». «En la medida en que no deja marcas –continúa Iriarte–, en cierta medida se convierte en más vergonzosa para quien la sufre. Ion Arretxe [torturado junto a Mikel Zabalza en Intxaurrondo] hablaba del efecto ‘Itziarren semea’, y así es. Nadie puede negar –bueno, la Audiencia Nacional sí, pero ese es otro tema– que Unai Romano fue torturado. Pero ¿qué pasa con quien no tiene señales? ¿Cómo cierras el proceso con quien llega a no sentirse torturado?». En estos años de indagación, Ander Iriarte ha constatado que la tragedia de la tortura ha quedado «ahogada en el silencio» y ha dejado «un trauma en la sociedad que no somos capaces ni de medir». El documental cuenta con la participación de Paco Etxeberria y de otros profesionales del autor para desarrollar todo ello. E Iriarte confía en que esta aportación contribuya a poner en el centro del debate social un informe escandaloso pero que quizás podría acabar olvidado en las estanterías. Romperse por dentro Avanzando su trabajo, Iriarte detalla que «no es lo mismo torturar a un vasco que a un árabe o a un hombre que a una mujer. Puedes llegar a machacar a cualquier persona sin tocarla siquiera, pero hay que saber cómo hacerlo». Así que ha llegado a la tremenda conclusión de que «hay una ciencia ahí detrás». Es dramática también la intrahistoria del título, ‘’El sonido del crack’’. Duele hasta oírlo. «Es algo que he escuchado a muchas personas torturadas. Da igual que sea a ostias, que sea sicológico... siempre hay un momento en que notas que te has roto por dentro. Las descripciones que hacen son diferentes: una muñeca de porcelana que cae al suelo, una cucaracha a la que aplastan, un palo que se rompe... pero en los testimonios siempre está ese ‘crack’, ese sonido, ese romperse. Y a la vez, ese ‘crack’ es lo que están esperando los torturadores, porque saben que cuando eso llega, se acabó, firmarás lo que haga falta, te pondrás a merced suyo». En la conversación llegamos a las consecuencias: depresiones, problemas familiares... Añade que «yo no sé si se ha investigado la relación entre tortura y cáncer, pero hay casos conocidos, ¿puede ser una consecuencia de ese estrés? Y cuando machacas así a alguien, no solo es a él; también machacas a su familia, a su entorno, todo». En el acceso a parte de los testimonios recogidos por el IVAC ha hecho otro descubrimiento tremendo: hay quienes, tras ser torturados, lo pasan peor quedando en libertad que habiendo acabado en la cárcel. La tortura pueden ser unas horas, quizás algunos días, pero su rastro queda a menudo para toda la vida. En Copenhague está el centro de rehabilitación que es referencia planetaria. Uno de los sitios en que quiere rodar Iriarte si el crowdfunding da el impulso necesario. Se pondrá en marcha este jueves y se prolongará durante 40 días. Al entrar en el programa Meta!, por cada euro ciudadano la Diputación de Gipuzkoa aportará otro. Iriarte es tan sincero como tajante en este punto: «Este relato se hará con respaldo popular o no se hará». De Euskal Herria al mundo Ello no implica que el documental se dirija a quienes ya conocen la realidad de la tortura. Tampoco obviamente a los irreductibles negacionistas. Su impulsor lo dirige a «cualquiera que crea en los derechos humanos y que quiera saber qué ocurre aquí, pero también qué ocurre en otras partes del mundo». Ahondando en ello, ha llegado a concluir que la tortura ha sido aquí especialmente intensa y a la vez visible por su particular contexto: «Un conflicto armado de 50 años que empieza con Franco, que implica a las cloacas del Estado... aquí se percibe muy clara la tortura, pero ¿quién dice que esto no pueda ocurrir en Catalunya o que no pueda usarse contra movimientos que no sean ‘abertzales’?». En este sentido, tratarán de dar difusión internacional al trabajo, con el plus de interés añadido de que esto «ha ocurrido en una sociedad moderna, que tiene firmados todos los tratados internacionales... no ha sido en una sucia cárcel de México ni en un lugar remoto de Africa, y tampoco son desviaciones de cuatro chalados, sino que es algo sistemático y sistematizado». La actualidad obliga a preguntar a Iriarte qué sitio ve para su trabajo en el magma de películas, series o documentales sobre el tema vasco que no para de llegar a las pantallas. Aprecia en ‘‘La línea invisible’’ o ‘‘Patria’’ un modelo muy diferente al de hace un par de décadas, cuando «se hacían ‘El Lobo’ o ‘GAL’, cosas tan maniqueas que eran intragables hasta para muchos españoles. A estas de ahora no se les puede negar calidad de producción y un mayor acercamiento a la realidad, lógicamente». Sin embargo, remarca que hay margen, y más aún necesidad, de mostrar otras violencias. E incide aquí de nuevo Ander Iriarte en la necesidad de aportación popular, determinante ya para gestar ‘‘Non dago Mikel?’’, ‘‘Caminho Longue’’ o ‘‘Bi urte, lau hilabete eta egun bat’’. «Es una ironía que quienes cuentan ‘la verdad’, según dicen, estén haciendo películas de ficción, y mientras tanto los que según ellos contamos ‘la mentira’ estemos rodando cine documental», concluye el joven director oiartzuarra, que en 2013 ya dejó huella con ‘‘Echeverríatik Etxeberriara’’. ANDER IRIARTE director «Resulta que quienes cuentan ‘la verdad’&flexSpace;están haciendo ficción y los de ‘la mentira’ rodamos cine documental» «Se ven como una muñeca de porcelana que se rompe, un palo que se parte, una cucaracha aplastada; rotos por dentro» «He oído a muchos decir que escucharon ese ‘crack’ en su cabeza; a partir de ahí ya está, vas a firmar lo que sea» «¿Cuántos son aún los que no se ven como torturados? ¿Cuántos piensan que tortura son solo una sierra o electrodos?» RESPALDO POPULARIriarte tiene claro que «este relato se hará con respaldo popular o no se hará. Estamos viendo que otros tienen series, tienen millones... y nosotros lo que tenemos es esto, apoyo popular». UNIVERSALEl director percibe Euskal Herria como un ecosistema en el que la tortura ha crecido y resulta más visible, pero remarca que esta lacra es universal o podría serlo: «Lo veo como las Galápagos de Darwin; fue allá para probar la evolución, pero lo que constató allá vale para cualquier otro sitio».