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GUERRA EN NAGORNO KARABAJ

DRÁSTICO CAMBIO DEL FRENTE TRAS UN MES DE DUROS COMBATES

LA GUERRA CON ARMAMENTO DIGITAL LLEVADA A CABO POR AZERBAIYÁN CON AYUDA TURCA SE ESTÁ IMPONIENDO AL ARMAMENTO ANALÓGICO DE ARMENIA. LA EXISTENCIA DEL ESTADO NO RECONOCIDO DEL ARTSAJ ESTÁ EN PELIGRO. LA DIPLOMACIA SIGUE YENDO A REMOLQUE DE LAS ARMAS, LO QUE AMENAZA LA PAZ EN TODA LA REGIÓN.


Hace ya un mes las fuerzas azeríes lanzaron una ofensiva para retomar el control de la región del Alto Karabaj. Este territorio habitado por armenios es de facto independiente desde una sangrienta guerra (1992-94) y una reivindicación territorial permanente de Bakú. Tras un mes de combates Azerbaiyán ha conseguido recuperar una importante franja de terreno y poner en serio peligro las comunicaciones que unen el Karabaj con Armenia. Las iniciativas diplomáticas de alto el fuego han caído en saco roto mientras el frente sigue moviéndose.

La ofensiva azerí se basa en la utilización de armamento moderno para monitorizar la situación en el frente y aplicar mejor los recursos, y al mismo tiempo efectuar ataques de precisión contra las unidades armenias antes de que estas puedan entrar en acción. Ello hace que la lucha sea desigual; mientras un bando, el azerí con apoyo turco, utiliza armamento digital de última generación, el armenio sigue basando su estrategia en el infante y las tecnologías analógicas del siglo XX.

Esto ha provocado que las fuerzas armenias del Karabaj hayan ido perdiendo terreno. Los avances azeríes se han producido ante todo en la zona sur del frente. A día de hoy han retomado toda la frontera con Irán y han entrado en contacto con la frontera de la propia Armenia, en un terreno montañoso y considerado no apto para ofensivas por los mandos armenios. La insistencia, las tecnologías y la ayuda turca lo han hecho posible.

En varias ocasiones armamento en manos armenias considerado moderno fue puesto fuera de combate antes de poder ser utilizado. Como una unidad artillera cerca de la localidad de Krasni Bazar o unos tanques que se desplegaban en el sur para un contraataque en la zona de Dzebrail. Todo ello sin víctimas azeríes, solo utilizando drones de ataque.

Estos éxitos militares azeríes no se han conseguido siempre sin pagar un precio en vidas humanas y equipamiento militar, pero teniendo en cuenta las posibilidades de movilización y económicas, Azerbaiyán se puede permitir un conflicto de desgaste mucho más tiempo. Tiene 10 millones de habitantes por los 3,5 que suman Armenia con el Artsaj. El presupuesto de ambos equivale al 5,5% del PIB, pero eso en Azerbaiyán son 1.917 millones de euros, mientras en Armenia, 536. Esta desigualdad finalmente se ha hecho valer para que Azerbaiyán haya tomado varios núcleos urbanos y cerca de un centenar de pueblos escasamente poblados.

En este mes además ha conseguido poner en peligro las rutas de suministro que unen Artsaj con Armenia. Existen dos carreteras principales que unen ambos territorios, una en el norte, está de facto cortada desde hace ya más de dos semanas al estar bajo fuego directo de las fuerzas azeríes. La carretera sur, la principal, se encuentra en peligro al estar las fuerzas azeríes a unos diez kilómetros de poder cortar el denominado corredor de Lachin por donde pasa esta vía de suministro. Además ya han destruido dos puentes en la zona, lo cual dificulta aun más la comunicación y puede cortarla cuando el caudal de los ríos suba. Si estas rutas son cortadas o estranguladas en parte, se pondrá en peligro la existencia de la propia Artsaj, ya que la defensa de este territorio se volverá muy difícil, sino imposible. Alimentar a unos 60.000 civiles, más al menos 30.000 militares será tarea imposible, especialmente con drones merodeando encima y buscando objetivos que atacar, ya sea de día o de noche.

De nuevo los que más sufrirán la guerra serán los civiles. Entre los dos bandos han matado ya a cerca de 200 civiles. Tanto Azerbaiyán como Armenia han bombardeado poblaciones civiles, ya sea por fallo en la puntería o como venganza por los fracasos en el frente. El bando del Artsaj se ha llevado la peor parte con duros ataques sobre ciudades como Stepanakert, Martuni, Martakert o Shushi, pero también Azerbaiyán ha tenido que ver cómo ciudades alejadas del frente como Ganja o Mingachevir han sido bombardeadas por artillería.

La comunidad internacional de momento no ha sabido reaccionar. Se han declarado ya tres alto el fuego por motivos humanitarios. Los dos primeros. promovidos por Moscú, mientras que el último lo fue por Washington. Ninguno ha durado más de unos minutos ni ha traído el intercambio de prisioneros ni siquiera la retirada de cuerpos, algunos ya en descomposición, del campo de batalla.

De momento todos los esfuerzos diplomáticos obvian al que parece uno de los jugadores claves en este conflicto, Turquía. Turquía no niega que tiene una importante presencia militar en Azerbaiyán, incluso con aviones F-16 en varias bases. Igualmente parece confirmarse la utilización de mercenarios traídos de la zona de ocupación turca de Siria. Algunos analistas señalan incluso que el éxito de Azerbaiyán se debe a la experiencia turca en operaciones similares. Así, el terreno montañoso recuerda a la operación turca en el norte de Siria contra los kurdos.

Parece complicado que la campaña militar vaya a parar cuando uno de los dos bandos está logrando sus objetivos y el otro no tiene medios de presión para parar los combates. Ni Moscú ni Washington han conseguido hacerlo. Habrá que esperar para ver si dejarán que Artsaj desaparezca o si proponen una solución diferente que logre algo tan difícil como es contentar a Bakú y Ereván a la vez.