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REFERÉNDUM ESCOCÉS

Escocia mira a un nuevo referéndum repitiendo la fórmula

«¿Debería Escocia ser un país independiente?» volverá a ser la pregunta del referéndum de independencia que se quiere celebrar una vez superada la crisis provocada por el covid-19.


El Gobierno escocés publicó ayer, en un proyecto de ley, la pregunta y el momento en el que desea celebrar un nuevo referéndum de independencia. El Ejecutivo de Nicola Sturgeon apuesta por repetir la fórmula de 2014: «¿Debería Escocia ser un país independiente?» será la pregunta ante la que caben dos posibles respuestas, «Sí» o «No».

El objetivo es «dar a la gente de Escocia el derecho a decidir su futuro, una vez que haya pasado la actual crisis sanitaria», apunta el escrito. Es decir, sin concretar demasiado, algo que ha creado dudas entre los independentistas, la consulta se llevaría a cabo una vez se haya dado por superada la crisis provocada por el covid-19.

Medios locales se han aventurado a fijar la primera mitad de la próxima legislatura (las elecciones al Parlamento escocés son el 6 de mayo), pero el texto señala que «será el próximo Parlamento escocés» el que decida el momento del segundo referéndum soberanista.

El secretario de la Constitución del Gobierno escocés, Michael Russell, remarcó tras el anuncio que «la principal prioridad seguirá siendo hacer frente a la pandemia y mantener la seguridad del país, pero somos optimistas respecto a que debido a los increíbles esfuerzos de la gente en toda Escocia se avecinan tiempos mejores». De hecho, el Ejecutivo caledonio no diferencia entre ambos temas y Russell insistió en que «deberían ser las personas que viven en Escocia las que tengan derecho a decidir cómo nos recuperamos de la pandemia y qué tipo de país deseamos construir después de la crisis».

Anuncio adelantado

La publicación llegó el día en que un nuevo sondeo volvió a dar ventaja al independentismo. El estudio de BMG Research, encargado por “The Herald”, que en 2014 tomó clara posición por el «No», reveló que el 52% de los encuestados votaría por la independencia, mientras que el 48% optaría por mantenerse en Reino Unido.

El anuncio del proyecto de ley se esperaba para finales de esta semana. Sin embargo, el Gobierno escocés avanzó su publicación, adelantándose a la resolución de la investigación en la Cámara de Holyrood contra Sturgeon por el «caso Salmond», que publicará hoy la comisión parlamentaria.

Quejas de la oposición

El Parlamento escocés ya ha aprobado en los últimos meses dos proyectos de ley que, según entiende el independentismo, sientan las bases para un referéndum sobre la independencia. El primero fue el proyecto de ley de referéndums que se convirtió en ley el 29 de enero de 2020 y que establece un marco sobre cómo se llevarán a cabo las futuras votaciones en Escocia. A su vez, el proyecto de ley de elecciones escocesas se aprobó en febrero. El Gobierno de Sturgeon asegura que estos dos proyectos de ley establecen las reglas generales para cualquier consulta y el derecho al voto que se aplicaría a todos los referendos celebrados en Escocia.

A pesar de ello, el Ejecutivo de Nicola Sturgeon ha repetido sin descanso que su prioridad es un acuerdo con el Ejecutivo británico como el que se alcanzó en 2014. La Ley de Escocia de 1998 reserva la unión de Escocia e Inglaterra a Westminster.

Esto se ha interpretado en el sentido de que Holyrood no tiene la competencia para convocar un referéndum. Frente a ello, una orden de la Sección 30 emitida por Downing Street permite enmendar dicha ley para otorgar explícitamente al Parlamento escocés el poder de celebrar la votación, tal y como hicieron Alex Salmond y David Cameron cuando firmaron el «Acuerdo de Edimburgo» que posibilitó la consulta de 2014.

Las reacciones no se hicieron esperar y mientras los Verdes afirmaron que «cada parlamentario Verde escogido el 6 de mayo apoyará el referéndum y un voto ‘Sí’», conservadores, laboristas y liberal-demócratas rechazaron el anuncio repitiendo dos motivos: que el referéndum «divide» a la población y que, «en este momento, la prioridad debería ser la crisis sanitaria». Russell respondió: «Precisamente por ello el futuro de Escocia debe estar en manos escocesas».