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Bolsonaro busca ministros leales y fuerza el cese de la cúpula del Ejército

En un momento de crisis política que se suma a la grave situación sanitaria, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha remodelado el Gobierno para asegurar ministros leales a costa de chocar con los mandos de las tres ramas del Ejército, que también han dejado sus cargos.


Los mandos militares de los jefes de las tres Fuerzas Armadas de Brasil, Aire, Tierra y Marina, fueron reemplazados ayer, al día siguiente de la llegada de un nuevo ministro de Defensa en una reorganización del gabinete con la que el presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, intenta aumentar su control sobre el Ejército, en medio de tensiones con sus mandos.

«Por primera vez en la historia, los jefes de las tres fuerzas del Ejército presentan colectivamente su renuncia, en desacuerdo con un presidente», señaló el diario “Folha de Sao Paulo”. El Ministerio de Defensa no precisó los motivos de esta decisión, que fue anunciada al término de una reunión en presencia del nuevo ministro, Walter Braga Netto, y su antecesor, Fernando Azevedo e Silva.

La sorpresiva salida de este último fue muy mal recibida por los comandantes de las tres ramas militares, el general Edson Pujol (Ejército), el almirante Ilques Barbosa (Armada) y el jefe de la Fuerza Aérea, Antonio Carlos Moretti Bermudez.

En el breve comunicado en el que anunciaba su salida del Ministerio, el general Fernando Azevedo e Silva aseguró que había sido «totalmente leal» al presidente Bolsonaro. Pero también recordó la importancia de «preservar al Ejército como institución del Estado». Para Merval Pereira, columnista político del diario “O Globo”, el ministro saliente se sintió «incómodo cuando Bolsonaro utilizó al Ejército con fines políticos».

Este malestar se extendió a los principales líderes militares. Algunos generales también desaprueban la actitud de militantes bolsonaristas nostálgicos de la dictadura militar que el año pasado pidieron una intervención del Ejército contra el Parlamento y el Tribunal Supremo.

Precisamente hoy se cumplen 57 años del golpe de Estado con el que comenzó la dictadura que Bolsonaro –excapitán del Ejército y en cuyo gabinete casi la mitad de los ministros procede del sector castrense– ha enaltecido siempre como modelo.

El lunes fueron reemplazados un total de seis ministros, incluidos los de Justicia y Relaciones Exteriores. Bajo el fuego de la crítica por su caótica gestión de la crisis de salud que deja ya más de 313.000 muertos en Brasil, Bolsonaro intentó a la vez un acercamiento con el «Centrao», un grupo de parlamentarios centristas y de derechas que suelen vender su apoyo a cambio de importantes cargos.

Así se entendería que la cartera de Relaciones Exteriores, ocupada hasta ahora por Ernesto Araújo, visto por muchos como un agitador de ultraderecha, pase a Carlos Alberto Franco França, un diplomático con poca experiencia, pero considerado más moderado.