Negar la realidad solo para evitar rendir cuentas

En los últimos siete días ha habido 677 ingresos por coronavirus en los hospitales de la CAV. Ni en las olas de invierno y otoño se alcanzó semejante cifra. Para encontrar números mayores hay que retroceder hasta la primavera del año pasado, cuando el primer impacto del coronavirus desbordó el sistema asistencial y nos obligó a encerrarnos en casa. En este contexto, PNV y PSE eximieron el jueves a la consejera Gotzone Sagardui de tener que comparecer semanalmente ante el Parlamento. Ahora lo hará cada dos semanas.

La decisión es discutible en sí misma, pues la rendición de cuentas ante los representantes de la ciudadanía debería ser una prioridad en tiempos de crisis, pero es que la argumentación utilizada por los dos partidos que sustentan al Gobierno de Urkullu fue enervante, desoladora y desesperante. Alegaron que no tiene sentido comparecer cada semana «a la vista de la estabilización de los datos epidemiológicos». Es descorazonador, porque saben que es mentira. El informe del mismo Ejecutivo cifró ayer en un 9% el porcentaje de test positivos sobre el total realizado, lejos del 5% con el que se puede empezar a dar por controlada una situación. En la UCI hay 173 personas con coronavirus, una cifra alcanzada solo una vez durante el último año. ¿Con qué cara piden luego a la ciudadanía responsabilidad y rigor a la hora de informarse, si se apoyan en una mentira para evitar dar más explicaciones?

No es a Sagardui, como consejera, a quien corresponde dar un paso atrás. Hay otros candidatos para ello. Hace dos semanas que Jonan Fernández, desde la discutible atalaya de coordinador de la comisión técnica del LABI, aseguró sobre la actual ola: «Seguiremos subiendo durante unos días, pero es previsible que toque techo antes, en niveles bastante más bajos que en anteriores ocasiones». Profecía fallida: 14 días después, los hospitales no están mejor que en las olas de otoño e invierno. Fernández también dijo que «hemos estado mucho peor». Sí, hace un año.