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KOLABORAZIOA

Entes


Todas somos entes. Todo cuanto vemos e imaginamos son entes, es un concepto universal y que en sí mismo no tiene definición. Son reales en cuanto conforman la naturaleza de las cosas y seres que vemos tocamos olemos oímos... Los otros, los que existen en nuestra mente, en nuestro imaginario individual y colectivo, son lo que llaman entes de la razón.

Toda nuestra cosmogonía, nuestra mitología, es tan solo una infinitésima parte de un universo grandioso, fascinante, a veces terrorífico, otras cómico, transcendente e inocuo a la vez. Y apostaría que hay tantos o más entes irreales como seres humanos en este planeta: la iconografía religiosa, por ejemplo, en cualquiera de sus múltiples manifestaciones, la cultura popular, la literatura la cinematografía el cómic, la pintura, la escultura las nuevas tecnologías... nos dan muestra un día sí y otro también de la capacidad del ente humano para crear entes imaginarios. ¿Por qué? ¿Para qué? No pretendo, ni mucho menos entrar en disquisiciones filosóficas de las que soy un profano y no meterme en jardines que no sean el de Epicúreo pero creo que es una constatación irrefutable.

Lo que me sorprende es cómo instituciones más o menos públicas por cierto, pagadas con nuestros impuestos, se autoproclaman grandilocuentemente como entes cuando es obvio que lo son por definición: el ente vasco de la energía, el ente vasco de la sanidad, el ente vasco de la comunicación... jactándose de ello algunos de sus integrantes y situándose en algunos casos en un estatus desde el que pontifican sobre el bien y sobre el mal pretendiendo crear doctrina. Los casos más flagrantes, sin duda, EITB y Osakidetza en el tercio autonómico.

Es cierto que son entes regionalmente autonómicos pero en ningún caso autónomos. Carecen de independencia ideológica y política. Su imparcialidad su objetividad y su profesionalidad están más que en cuestión. Lo sucedido en EITB con el caso Azpeitia raya en la prevaricación y en Osakidetza llueve sobre mojado desde antes de la pandemia.

Existen los entes necesarios, aquellos que se bastan a sí mismos y no necesitan de otros para ser, y existen los entes contingentes que necesitan de otro para ser y participan del ser del otro aunque no siempre necesariamente. En nuestro caso, los dos entes referidos están hechos a imagen y semejanza de otro ente, su contingente: el PNV.

Pero, ¿qué es exactamente el PNV? Un partido político, un lobby económico-mediático, una agencia de empleo... Autonomista, foralista, federalista, nacionalista, independentista a tiempo parcial (24 horas al año) mediopensionista... Liberal trumpista («trampista»), ni de izquierdas ni de derechas sino todo lo contrario, ni de los de arriba ni de los de abajo, de los de en medio, que es donde está la virtud –y el pecado–... Laico, jesuita, evangelista, masón, nacional-catolicista o católico nacionalista... Un perpetuo sí pero no, un tente mientras puedas, un quiero pero no puedo, un puedo pero no quiero... Un ente real, un ente imaginario... Todo y nada a la vez. Todos los principios necesarios para todas las ocasiones pertinentes. Liquidez en estado puro. Curiosamente, el señor Ortuzar dijo en su día que hablar de tiempos líquidos era una «cursilería».

Ente tiene también un significado peyorativo: sujeto ridículo. Ahí lo dejo.