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La derecha vuelve a Colón, esta vez dividida y contra los indultos

La convocatoria de Unión78 llevó ayer a decenas de miles de personas a la Plaza de Colón, en Madrid, aunque esta vez con PP, Vox y Cs sin mostrarse juntos. No hubo una foto conjunta de los líderes, pero sí un clamor unionista contra el soberanismo y otra demostración de hartazgo con el Gobierno de Pedro Sánchez.


Otra vez más, y van varias en los últimos tres años, volvió a teñirse de rojigualda la zona este del centro madrileño, escenario de las últimas grandes manifestaciones de Vox y también de la famosa «foto de Colón» con Casado, Rivera y Abascal contra la mesa de diálogo en 2018. Pero esta vez, el eje de la convocatoria fue el rechazo a los indultos a los soberanistas catalanes con los partidos en un segundo y fragmentado plano.

Hubo 126.000 personas, según la Policía local y 25.000 para la Policía española. Quien escribe estuvo presente y podría asegurar que sería imposible pensar en menos de 50.000 personas, ya que la plaza estaba casi llena (único sitio donde se controlaba el aforo por parte de Unión78, la plataforma convocante), pero las calles que rodeaban el monumento a Colón estaban realmente repletas.

Bajo un sol castizo abrasador y 33 grados, era un colectivo mucho más heterogéneo y diverso que en los llamamientos de Vox a petar el centro, pensando siempre en ganarle al PP la carrera por la radicalidad. Sumados a los militantes de la ultraderecha también se podía ver una mayor presencia de liberales, de votantes tradicionales del PP y apartidarios.

Banderas y carteles

No hubo banderas partidistas salvo unas pocas de Vox. Al panorama de la española se sumaron varias catalanas (sobre todo en la plaza, que cobijaba a los organizadores), alguna andaluza, venezolana y estadounidense. La histórica y medieval tela del Aspa de Borgoña apareció mucho, ya una infaltable en las ‘manis’ de la derecha, y también se vieron carteles de Hazte Oír.

«Vine porque siento que ya nos están mintiendo un poco bastante. Los indultos tienen que ser por razones humanitarias o por arrepentimiento», respondió a NAIZ Manuel, un joven de 28 años, de origen malagueño, y que caminaba entre los manifestantes empujando el carrito con su bebé de un mes. «La madre tenía que trabajar pero yo me animé a venir porque creo que no se va a liar».

Manuel explicó que no suele ir a votar aunque ha votado a Cs y en las autonómicas, a Díaz Ayuso. «Creo que Podemos y Vox son basura, los dos, puro extremismo», opinó. Es uno de esos manifestantes que en las anteriores convocatorias tal vez no se hubiera imaginado, pero el tema indultos parece haber tocado la fibra de muchos conservadores moderados. «Esta es la primera ‘mani’ a la que voy en mi vida», reconoció con una sonrisa. Su argumento en contra del perdón presidencial es que los independentistas «se han saltado la ley» y le irrita.

La división de las derechas se palpaba en el ambiente: se pudo ver cuando un joven con una pancarta negra que decía «el PP dejó que se fugara Puigdemont» fue acompañado por efectivos de la Policía española para retirarse del epicentro de la manifestación. Fue aplaudido por muchos y pitado por otros tantos, que gritaron cosas diferentes. «¿Será que la Policía es toda del PP?», ironizó un hombre mayor que aplaudía el mensaje.

Hubo también lugar para el júbilo. Una suerte de kermés jacobina se montó en las inmediaciones de la plaza, con parlantes que hicieron sonar el ‘‘que viva España, España es la mejor’’ con gente bailando, aplaudiendo y riendo. Una de las más entusiastas bailando fue María, de 50 años, que llegó con su hermana y sobrina desde El Escorial: «Nuestra familia somos como cien en total, somos diez hermanos pero solamente vinimos nosotras. Las mujeres, las que vamos a transmitir valores y pilares de la familia», señaló.

Se confesó «cercana a Vox», pero no milita en ningún partido. «Vine por España, pienso que las acciones tienen repercusiones morales en el pueblo. Y estoy en contra de los indultos porque son gente que ha delinquido». Cuando se le preguntó por los indultos de Felipe González y José María Aznar a personas que también habían delinquido se quedó muda. Pero luego aseguró que algunos «ya llevaban 30 años de cárcel».

La fragmentación de la derecha partidaria hizo que fuera difícil ver a todos los líderes asistentes –Casado estuvo con Ayuso y Almeida, también fue Arrimadas y Abascal, todos por separado–, porque además al escenario solo subieron los de Unión78 y de los tres que hablaron, la única famosa fue Rosa Díez, que pronunció un discurso contra Sánchez y el independentismo y defendió a los «españoles de bien». Aunque no hubo incidentes, algunos periodistas registraron abucheos contra Casado y Arrimadas.

Toque vasco

La convocatoria tuvo un toque vasco ineludible: Díez, Carlos Urquijo, Fernando Savater y María San Gil, todos involucrados en Unión78, que sufrió un desperfecto técnico que le impidió comenzar la sucesión de oradores hasta las 12.54 (la autorización de la manifestación era hasta las 13.00).

Poco antes de las 14.00 horas comenzó la desconcentración, que en la zona de la calle no mantuvo medidas de seguridad por la pandemia. «No me las mires, cómpramelas», gritó a quien escribe una vendedora de banderas, una de los varios que se acercaron para hacer, en medio de una crisis social brutal, un dinero extra en un domingo más de crispación madrileña.