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Lukashenko ordena cerrar a cal y canto sus fronteras en pleno conflicto migratorio con la Unión Europea


El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, ordenó ayer cerrar a cal y canto la frontera del país para evitar la devolución de personas migrantes en situación irregular en plena disputa migratoria con la Unión Europa (UE).

«Desde hoy nadie procedente de los países vecinos debe pisar territorio de Bielorrusia, desde el sur o desde el oeste. (…) Cierren cada palmo de frontera», dijo.

Advirtió contra la táctica de algunos países «de deportar a aquellas personas» que se personan en los puestos fronterizos y denunció los presuntos planes de Lituania de expulsar a territorio bielorruso a «cientos e incluso miles de personas (...) bajo la amenaza de las armas».

Lukashenko, acusado por Vilna de trasladar inmigrantes desde Oriente Medio y el norte de África hasta su frontera para vengarse por el apoyo a la oposición bielorrusa, criticó las leyes aprobadas por el Parlamento lituano para frenar el flujo procedente de Bielorrusia, censuradas por grupos de derechos humanos.

La primera ministra de Lituania, Ingrida Simonyte, acusó a Minsk de utilizar a los migrantes irregulares como «arma política» y defendió los esfuerzos para detener su entrada en territorio comunitario. Su presidente, Gitanas Nauseda, pidió a Bruselas mayor asistencia para reforzar la frontera y repatriar a los inmigrantes procedentes del país vecino, ante la falta de medios.

Bruselas convocó ayer al representante bielorruso ante la UE.

Según datos oficiales, más de 4.000 migrantes irregulares –veinte veces más que en 2020- han cruzado este año esa frontera entre Bielorrusia y Lituania.