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GUTUNAK

Paletismo


Considero que tengo un buen nivel de inglés y estoy satisfecho por ello. Además de abrirme las puertas de la riquísima cultura anglosajona, me resulta muy útil cuando viajo por el mundo y, en ocasiones, también me ayuda a ser hospitalario con las personas que nos visitan. Otra cosa es, sin embargo, tener que recurrir a dicho idioma para entender algo en mi propia ciudad.

Esta mañana, paseando por Bilbao, en plena Plaza Circular, he descubierto un lugar que no conocía. En una puerta contigua a donde se encontraba el histórico Café La Granja, he visto un llamativo letrero que ponía «Latroupe». Los colores vivos de la entrada me han invitado a acercarme y, al mirar hacia el interior, he podido leer «Latroupe La Granja». Picado por la curiosidad, he entrado y a mano izquierda, escrita en letras negras sobre una impecable pared blanca, había una breve reseña de la historia del Café La Granja. Todo muy bien, si no fuera porque el texto estaba escrito solo en la lengua de Shakespeare. Como aún no sabía de qué iba el local, he bajado una escaleras y he entrado en lo que parecía una recepción con unas mesas a la izquierda donde tomaban algo unas cuantas personas. Allí, una amable recepcionista, con evidente acento anglosajón, me ha dicho que se trataba de un hotel y que también tenían un bar. Lleva abierto una semana. He mirado a mi alrededor y toda la cartelería estaba exclusivamente en inglés.

Sin entrar en posibles implicaciones legales (que probablemente no existan al ser un negocio privado), ¿es esto de recibo en Bilbao en pleno sigo XXI? En un país con dos lenguas oficiales, ¿es normal poner cartelería solo en una tercera? ¿Este es el Bilbao que queremos mostrar a nuestros visitantes? ¿A quién va dirigido el texto? ¿Solo a turistas anglosajones? Si viene alguien de Donostia, o de Burgos... ¿también debe saber inglés para conocer la historia del local? ¿Qué estaríamos oyendo si dicho texto estuviera, por ejemplo, solo en euskera?

Nos creemos modernos y lo único que hacemos es dejar en evidencia nuestro propio paletismo.

Por cierto, en mi humilde opinión, el inglés de la reseña… más bien tirando a macarrónico.