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EDITORIALA

Ninguna aportación constructiva del Estado


El décimo aniversario de la Conferencia de Aiete y las iniciativas políticas que se han dado en torno a esa conmemoración han dejado una imagen bastante nítida de cuál ha sido la aportación de cada uno de los actores implicados en la resolución del conflicto. Mientras en Euskal Herria se siguen dando pasos para abordar todos los temas pendientes, la actitud de los Estados español y francés ha sido fundamentalmente obstaculizadora, lo que no les ha dejado en buen lugar ante la comunidad internacional.

En ese contexto, algunas asociaciones de víctimas han intentado volver a poner de actualidad lo que llaman «acciones de ETA sin resolver» y para ello han invitado a una delegación de la comisión de Peticiones del Parlamento Europeo que ha viajado esta semana a Gasteiz y Madrid. Siguiendo el planteamiento de esas asociaciones, el objetivo de la delegación era recabar información sobre esas acciones de ETA sin resolver, lo que evidencia el uso interesado y la parcialidad de una agenda en la que solo figura la violencia de ETA. Aspecto este que fue denunciado por la vicepresidenta de la comisión de Peticiones que señaló que se estaba haciendo una «utilización de la dolorosa cuestión de las víctimas para juegos políticos». Además, el viaje no ha respetado las normas y procedimientos que rigen este tipo de iniciativas parlamentarias, como la de que no participen parlamentarios del país que se visita. En definitiva, una iniciativa sin aportaciones constructivas.

Como tampoco resulta muy constructivo que continúen los juicios políticos en la Audiencia Nacional. Ayer terminó el del sumario 13/13 contra los abogados que asisten a los presos políticos. Arantza Zulueta y Jon Enparantza emplearon el derecho a la última palabra para criticar precisamente que en el Estado español todavía se siga abordando el conflicto desde una perspectiva policial y judicial en lugar de hacerlo desde una óptica restaurativa. Diez años después, el Estado sigue enfangado en su trinchera mientras la sociedad vasca continúa construyendo puentes.