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TENSIÓN EN LA FRONTERA DE LA UE

Varsovia y Minsk blanden el discurso bélico por la crisis migratoria

Bajo temperaturas gélidas, miles de personas se agolpan en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, a las puertas de la Unión Europea, donde se han convertido en el arma arrojadiza de las tensiones entre Varsovia y Minsk, pero también entre la UE y Rusia, en medio de mensajes con lenguaje bélico, advertencias y militarización de la frontera.


Llegados el lunes a una zona boscosa en la frontera oriental de la Unión Europea, entre 3.000 y 4.000 refugiados, principalmente kurdos, se encontraron frente a las alambradas de púas y al gran dispositivo militar desplegado por Varsovia, decidida a pararlos.

Según los guardias fronterizos de Minsk, estos migrantes ahora apiñados en un campamento improvisado en el lado bielorruso, no lejos de la aldea polaca de Kuznica, se encuentran en un estado físico y sicológico «extremadamente malo», especialmente por falta de agua y comida.

Al menos diez personas han muerto desde el inicio de la crisis, incluidos siete en el lado polaco de la frontera.

El acceso a la zona ha sido bloqueado a los periodistas, pero las imágenes publicadas por las autoridades de ambos países muestran a cientos de hombres, mujeres y niños en tiendas de campaña o en el suelo, encendiendo fogatas para calentarse bajo temperaturas cercanas a los cero grados.

Los guardias fronterizos bielorrusos acusaron a las fuerzas polacas de usar gas lacrimógeno y ejercer «presión sicológica» sobre los refugiados al «encender altavoces, focos y luces estroboscópicas toda la noche». Además, señalaron que se escucharon disparos.

El destino de estas miles de personas se ha convertido en una guerra de palabras entre Minsk y Varsovia, que han recurrido al discurso bélico en su enfrentamiento. El presidente bielorruso, Alexandre Lukashenko, insistió en que su país «no se arrodillará» frente a la UE, al tiempo que aseguró que «no busca pelea». Acusó a «estructuras mafiosas» europeas de llevarlo hasta allí. Poco antes, Lukashenko había hablado por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin, a quien se quejó del despliegue de tropas polacas en la frontera, «particularmente preocupante» para el Kremlin.

Polonia militariza la frontera

Anteriormente, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, había asegurado que su país «no será intimidado». «Defenderemos la paz en Europa con nuestros socios de la OTAN y la UE», afirmó, y acusó a Rusia de estar detrás de la crisis: «Lukashenko es el ejecutor de este último ataque, pero a su mando se encuentra Moscú, y ese mando es el presidente Putin».

«Sellar la frontera polaca es nuestro interés nacional. Pero hoy, lo que está en juego es la estabilidad y la seguridad de toda la UE», añadió, denunciando un «ataque híbrido» de Minsk.

El presidente polaco, Andrzej Duda, por su parte, acusó al Gobierno bielorruso de «atacar la frontera polaca, la frontera de la UE de una manera sin precedentes». Junto a estos mensajes, Polonia ha militarizado la frontera desplegando 8.000 efectivos de las Fuerzas de Defensa Territorial polacas, un cuerpo de voluntarios «listos para movilizarse de inmediato», según el coronel Marek Pietrzak.

A su vez, Minsk criticó a Polonia por incumplir sus obligaciones humanitarias al negarse a recibir a los migrantes, advirtió a Varsovia contra «cualquier provocación» y «acciones beligerantes», y consideró el despliegue masivo de soldados polacos una violación de los acuerdos bilaterales.

La UE lleva semanas acusando a Lukashenko de avivar la crisis al emitir visados a refugiados y llevarlos a la frontera en venganza por las sanciones europeas adoptadas contra su país. París reiteró ayer que el objetivo es «desestabilizar la UE».

«Esto es parte del enfoque inhumano y las verdaderas maneras de matón del régimen de Lukashenko», insistió ayer el portavoz de la diplomacia europea, Peter Stano.

«También la OTAN mostró su apoyo a Varsovia y coincidió con la denuncia polaca sobre una «táctica híbrida» de Minsk.

Con todo, la Comisión Europea pidió a Polonia que sea más «transparente» sobre la protección de sus fronteras con Bielorrusia y acepte la presencia de agentes de Frontex, poniendo como ejemplo a Lituania.

Precisamente, Lituania declaró ayer el estado de emergencia en sus regiones fronterizas y en los campamentos de migrantes, el primero en la historia del país, que restringe los viajes a la zona, incluidos los de periodistas, así como las comunicaciones por teléfono, internet y la correspondencia dirigida a los refugiados.

Estas tensiones despiertan el temor a un enfrentamiento en la frontera de la UE. Lukashenko negó que se plantee atacar a Polonia con una advertencia implícita. «Sabemos que, Dios no quiera, si cometemos un error, si nos equivocamos, eso enseguida implicaría en este remolino a Rusia. Y hablamos de una gran potencia nuclear. No estoy loco, sé perfectamente a lo que puede conducir», avisó.

Por otro lado, la Organización Internacional para las Migraciones y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, alarmados por la situación, pidieron a los Estados que garanticen la seguridad y los derechos humanos de los migrantes y refugiados, y consideraron deplorable instrumentalizarlos para lograr fines políticos.

La UE anuncia más sanciones a Minsk y medidas en 13 países

La UE estudia nuevas sanciones contra Bielorrusia, a la que acusa de orquestar la crisis migratoria en la frontera con Polonia, y estudia medidas contra líneas aéreas supuestamente involucradas. Además, Bruselas está vigilando a veinte países, incluida Rusia, por su posible papel en el transporte de refugiados. «Estamos evaluando la información y los datos que tenemos sobre los vuelos de Rusia y sobre la posible participación de Rusia en esta situación», confirmó Peter Stano, portavoz del responsable de la diplomacia europea, Josep Borrell. Además, prevé medidas para impedir estos viajes desde 13 países: Camerún, Congo, República Democrática del Congo, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Jordania, Georgia, Guinea, Líbano, Pakistán, Tayikistán y Turquía.

Desde Rusia, el ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, culpó a Occidente. «No se puede olvidar dónde empezó todo y de quién es la culpa de lo que está ocurriendo ahora», que, a su juicio, se origina «en la política que los países de la OTAN y la UE han practicado en relación a Oriente Medio y el norte de África, y el intento de imponer su propia interpretación de los valores democráticos». Lavrov instó a la UE a huir del doble rasero a la hora de recibir refugiados, como es el caso de Polonia e Italia. Y se preguntó por qué concede dinero a Turquía para frenarlos y ahora no hace lo mismo con Bielorrusia.GARA